JORNADA NBA / TEMPORADA REGULAR 2008-2009
Nowitzki y Barea llevan a Dallas a los playoffs
El jugador boricua anota ante Utah 18 puntos y reparte 9 asistencias
Buen partido de Herrmann en la paliza de Detroit a los Knicks
Brilló el puertorriqueño José Juan Barea en un momento crucial de la temporada: el día en el que su equipo, Dallas Mavericks, logró la clasificación matemática para los playoffs. Fue anoche ante Utah. El jugador boricua consiguió 18 puntos y 9 asistencias.
Junto a Nowitzki y Terry, Barea fue un jugador capital, si bien estuvo a la sombra de un incontestable Dirk Nowitzki que anotó 19 puntos en el tercer cuarto para dejar el partido definitivamente acabado.
Igual de contundente y salvaje fue la victoria de Detroit en el Madison Square Garden, donde desde el principio no dio opción alguna a unos pobres Knicks. Buena actuación del argentino Walter Herrmann que aportó 10 puntos en 15 minutos a un equipo que está a un paso de la clasificación. Superan los de Michigan a su inmediato seguidor por 3 victorias y restan 4 partidos de temporada regular. Sólo un mayúsculo desastre puede dejar fuera de la carrera por el título a los de Michael Curry.
Dallas 130 Utah 101
Duelo directo entre dos equipos que se están jugando el orden en los últimos puestos de la clasificación en el Oeste. Bueno, Dallas se jugaba algo más. Si ganaba, como así fue, lograría el pase a la postemporada dejando fuera de la misma a Phoenix Suns. Shaquille O'Neal se tomará por lo tanto, y esto si que es noticia, unas vacaciones anticipadas esta temporada. Sus Suns están fuera.
Para ello no tuvo que sufrir apenas nada el equipo texano, que se encontró con unos Jazz desconocidos, con una falta de carácter preocupante. No hay que olvidar que el partido de anoche encerraba su importancia. Ahora mismo, Utah es séptimo y Dallas ocupa la octava plaza empatados con 47 triunfos y 31 derrotas. El séptimo se enfrentará en primera ronda a Denver y el octavo se las verá con los Lakers. No es una diferencia baladí.
Centrándonos en el partido, hay que decir que no hubo demasiada emoción, pero sí mucha más de la que refleja el abultadísimo marcador final.
Es cierto que Dallas se fue ya al descanso con la alegría en el cuerpo al ir dominando por 61 a 45. Pero también es verdad que en el tercer cuarto hubo minutos de indefinición en los que la ventaja en el marcador se estabilizó en torno a los 10 puntos, sin quedar claro si el partido se encaminaba hacia el cómodo dominio local o hacia la amenaza real visitante. Finalmente, se decantó por lo primero.
No fue ese decantar algo casual. El desequilibrio tuvo un nombre: Dirk Nowitzki. El alemán, que terminó con 31 puntos sin tener que jugar la recta final del partido, cuajó un tercer cuarto memorable en el que anotó 19 tantos, 12 de ellos consecutivos cuando su equipo más lo necesitaba, en el momento en el que los Jazz se acercaron a 9.
Junto a la estrella germana hubo otros 2 jugadores destacados, 2 suplentes de lujo: Jason Terry, que anotó 21 puntos, y José Juan Barea, que hizo 18 con 9 asistencias. El armador puertorriqueño se mostró en los momentos importantes del partido, no fue su rendimiento producto de minutos de la basura ajenos a la calidad. El caribeño anotó en el primer cuarto a los 36 segundos de saltar a la cancha, hizo los primeros 5 tantos del segundo cuarto y se fue ya al descanso con 11 puntos en su haber. Anotó 6 de sus 8 tiros de campo, incluidos 2 triples de 3 intentos, completó un sensacional balance de asistencias-pérdidas (9-0) y sumó una valoración de 26 en 26 minutos. Gran noche la suya.
Pero Dallas fue mucho más. Fue, por ejemplo, el tuerto y desvencijado Josh Howard, que tuvo que retirarse durante un tiempo a los vestuarios tras sufrir un corte en la cara en el primer cuarto. Howard buscó el triple-doble en sólo 27 minutos de juego con el factor robos de balón (13 puntos, 8 rebotes, 7 robos). Pero es que todo el mundo estuvo en su sitio: Dampier en la zona (10 puntos y 10 rebotes), Kidd en la dirección (10 asistencias)... y cuando todo el mundo está en su sitio es difícil que la victoria se escape.
Los de Carlisle anduvieron finísimos en ataque (54,9% de efectividad en el tiro) y arrebatadores, intensos y agresivos en defensa (batieron su marca de la temporada con ¡16 robos de balón!).
Frente a esa cercanía a la perfección de los Mavericks, los Jazz de Sloan naufragaron. Deron Williams (18 puntos y 12 asistencias), Andrei Kirilenko (17 tantos), que fue titular, Ronnie Brewer, 16 puntos, y poco más en ataque, aspecto en el que estuvieron muy desdibujados Okur y Boozer, aunque éste al menos peleara el rebote. En defensa, un desastre. Todo parecido con un equipo de Jerry Sloan fue pura coincidencia.
Los números:
- Dallas: Nowitzki 31 pt y 7 reb (12 de 18 tc); Terry 21 pt (5 de 9 t3); Barea 18 pt y 9 as (6 de 8 tc); Howard 13 pt, 8 reb y 7 rob; Dampier 10 pt y 10 reb.
- Utah: Williams 18 pt y 12 as; Kirilenko 17 pt; Brewer 16 pt.
- Los locales anotaron el 54,9% de sus tiros de campo y robaron 16 balones.
- Boozer y Okur sumaron entre los dos 20 puntos.
New York 86 Detroit 113
Si Dallas apabulló a Utah, no fue menor la apabullante sensación que dio Detroit en el Madison ante unos Knicks completamente perdidos.
Pero existe otro gran paralelismo entre la situación de Detroit y Dallas. Y es que los Pistons también ocupan la octava plaza de su conferencia, la Este, y lo hacen igualmente empatados con el séptimo clasificado, en esta ocasión Chicago. Ahí se quiebran los paralelismos. A los Pistons aún les queda un mínimo paso para clasificarse (lo tienen prácticamente hecho) y la otra gran diferencia está en las conferencias: mientras que el séptimo y el octavo del Oeste suman 94 victorias, los del Este apenas alcanzan las 76, situándose ambos por debajo del 50% de triunfos en la temporada.
Al menos, Detroit puede decir que ese pobre balance le va a llevar, salvo sorpresa mayúscula, a una postemporada que nunca debió peligrar de no ser por el fallido experimento Iverson. Un desastre de los despachos en toda regla. Si no, que se lo pregunten a Denver.
En cuanto al partido en Nueva York, hay que empezar por decir que no hubo partido. Los visitantes se adelantaron en los primeros minutos 7-25 y ya nada fue lo mismo, llegándose al descanso con un incontestable 39-63.
Por eso no se puede decir que el buen rendimiento de Walter Herrmann (10 puntos y 2 rebotes en 15 minutos) fuera en términos de minutos o no de la basura, pues el argentino no llegó a jugar minutos comprometidos porque en realidad no los hubo en todo el partido.
La diferencia en el tiro ya lo dice todo (un 36,4% local por un 53,8% visitante). Esa notable diferencia en los errores de uno y otro hizo que hubiera muchos más rebotes en el tablero visitante, pero es que además, Detroit reboteó con eficacia en el tablero local. El resultado, demoledor: 33 rebotes de los Knicks por 57 de los Pistons. Sin tiro y sin rebote no se puede ganar nada.
Los neoyorquinos fueron una sombra de sí mismos. Sólo Harrington y Chandler, con 26 y 23 puntos, dieron un toque de dignidad a la derrota frente al desconocido rendimiento de jugadores como David Lee, Nate Robinson, Chris Duhon, Quentin Richardson o Larry Hughes... una lamentable imagen en la que sólo se vio un elemento positivo en las 5 pérdidas de balón locales. Claro, que ya se encargaba el equipo de perder un ataque tras otro con sus continuos fallos en el lanzamiento.
Ello hizo que los Pistons vivieran una plácida noche. Festiva para jugadores como Hamilton -22 puntos y 7 asistencias-, Antonio McDyess y Rasheed Wallace. Los hombres altos de los Pistons hicieron un roto a los de los Knicks. Secaron a Lee y se fueron ambos al doble-doble con facilidad. En definitiva, se pasearon por la zona como el resto de sus compañeros se pasearon por el perímetro. Y Detroit está ya a 1 victoria de la clasificación.
Los números:
- New York: Harrington 26 pt, 4 tr y 4 rob; Chandler 23 pt y 8 reb (5 de 7 t3).
- Detroit: Hamilton 22 pt y 7 as; Wallace 14 pt y 12 reb; McDyess 13 pt y 16 reb.
- Todos los titulares de Detroit anotaron más de 10 puntos, logrando la pareja Wallace-McDyess 27 puntos y 28 rebotes en 58 minutos de juego.
- Los Knicks sólo perdieron 5 balones, pero simplemente anotaron el 36,4% de sus tiros de campo.