JORNADA NBA / Playoffs 2008 - Final NBA
Powe y los árbitros constituyen el factor sorpresa del segundo triunfo de los Celtics sobre los Lakers
Los angelinos, que perdían por 24 a 8 minutos del final, estuvieron a punto de remontar el partido
Pierce y Bryant fueron los máximos anotadores, mientras que Gasol acabó con 17 puntos y 10 rebotes
Una final tiene estas cosas. Dos factores con los que a priori nadie contaba se tornaron decisivos en la segunda victoria de los Celtics sobre los Lakers (108-102): el suplente Leon Powe y el trío arbitral. Por si fuera poco, el encuentro pudo pasar a la historia, ya que los Lakers estuvieron a punto de remontar 24 puntos de desventaja en los últimos 8 minutos. A pesar de todo, los Celtics fueron mejores.
Fue el de anoche un partido ciertamente extraño. El encuentro empezó a decidirse de forma temprana, aunque el marcador no lo reflejara. Y es que los Lakers ganaron el primer cuarto 20-22, pero lo hicieron a costa de tener que sentar en el banco a Kobe Bryant, Lamar Odom y Vladimir Radmanovic al haber cometido cada uno de ellos 2 personales, una peliaguda situación que fue un lastre para los visitantes durante todo el partido.
Pocas veces se habrá visto un desequilibrio tal en la forma de pitar de los colegiados en un lado de la cancha y en el otro. Porque aunque en este espacio no seamos partidarios de hablar de los tríos arbitrales, hoy, obligadamente, hay que hacerlo.
Bryant y Odom anduvieron acuciados por las faltas personales, los Lakers cargaron durante los primeros cuartos con el bonus a las primeras de cambio y el desequilibrio en los tiros libres intentados por uno y otro equipo fue sencillamente poco creíble. 37 tiros libres lanzaron los locales por 10 los visitantes, a los que de nada les sirvió su serie inmaculada, una perfección a la postre inútil. Pero los datos rozan el surrealismo si se analizan con mayor profundidad.
Transcurridos 30 minutos de juego, los Celtics habían dispuesto de 26 tiros libres y los Lakers de 2. Un dato que adquiere tintes ‘mágicos’ si se tiene en cuenta que hasta ese momento los californianos habían anotado muchos más puntos que su rival en la pintura. Cuesta creer que un conjunto que a lo largo de un encuentro logra 40 puntos en las cercanías de aro se cobre 10 tiros libres, mientras que el otro logra 34 y se cobra 37. Y es que la clave estuvo en cómo los Lakers alcanzaron el bonus en un abrir y cerrar de ojos cada vez que comenzaba un cuarto.
Es cierto que los Celtics son, hoy por hoy, un equipo con una química defensiva muy superior a las de los Lakers, y parece claro que cuanto mejor defensor es un jugador y mejor coordinación encierra una defensa menos faltas se cometen. Pero lo de anoche, como bien expresó a la conclusión Phil Jackson, no es fácil de digerir.
La irrealidad de los datos se aprecia en una estadística estremecedora: Leon Powe, el héroe del partido por méritos propios, lanzó en 15 minutos de juego más tiros libres que todo el equipo de los Lakers en 48 minutos (13 por 10). Sobran las palabras.
Baño de juego de los Celtics
De todos modos, sería injusto cargar por completo la derrota de los angelinos sobre los hombros de Crawford, Delaney y Mauer, si bien su actuación fue algo más que casera y obligó a Jackson a hacer algo que no había hecho hasta la fecha: tener que comenzar el segundo cuarto con Bryant, Odom y Gasol en el banquillo. Ése fue el momento de inflexión que permitió irse en el marcador a los locales.
Los Celtics fueron superiores a los Lakers, especialmente en la concatenación del segundo y el tercer cuarto, momento en el que sacaron lo mejor de sí mismos tanto en el terreno defensivo como en el ofensivo, donde mostraron indudablemente un criterio a la hora de mover el balón hasta encontrar las posiciones de tiro del que careció su rival.
Esos dos cuartos se saldaron con un parcial de 63-39, es decir, los 24 puntos con los que los célticos llegaron a casi mediados del último cuarto.
Lo lograron gracias a una defensa brillante que ahogó la circulación de balón californiana. Pero también lo hicieron dando un recital de equilibrio en el juego ofensivo, con acierto en el interior, pero especialmente en el juego de perímetro, donde los Lakers, salvo al final del encuentro, anduvieron romos.
Inspirados en el momento de gracia que vive Paul Pierce (28 puntos –4 de 4 en triples- y 8 asistencias), al que anoche apenas se le apreció que estuviera tocado físicamente, y amparados en el gran partido de Garnett en los tableros (14 rebotes, aunque anotó 7 de 19 canastas), Rondo en la dirección (16 asistencias) y Allen en materia defensiva –bailando con la más fea, Kobe Bryant, y ayudando en ataque, 17 puntos-, los Celtics fueron abriendo una brecha en el marcador que llegó a convertirse en casi humillante (95-71 a 7:55 para el final del partido).
Una locura llamada Leon Powe
Pero sobre todos ellos, más allá de un ‘Big Three’ que volvió a funcionar al anotar 62 puntos, hubo un hombre, un invitado que no estaba en la lista, un héroe inesperado.
Ese factor sorpresa que llenó de un extraño hechizo la noche no fue otro que un suplente bastante suplente, es decir, del fondo del banquillo, pero que en este segundo partido transformó la calabaza en carroza como en los grandes cuentos de hadas. Leon Powe, un californiano hecho como jugador en su propio lugar de nacimiento, clavó una daga en el corazón a su estado natal. Lo hizo anotando 21 puntos en 15 minutos de juego, yéndose 13 veces a la línea de tiros libres, protagonizando unos contra unos que todos hubiéramos pensado imposibles y rematando la faena con la jugada del partido.
Corrían los primeros minutos del último cuarto. Powe agarró la bola en su cancha, se puso a botarla desde sus 2,03 de estatura y, como si se tratara de una carrera de velocidad de un base menudo, comenzó a correr como un poseso manejando el balón hasta encarar de forma directa el aro por el centro de la zona rival y culminar la jugada con un mate para enmarcar. Un ‘coast to coast’ digno de una estrella de la NBA.
Momentos antes, en plena borrachera bostoniana de baloncesto, ya se había marcado un mate excepcional tras una gran asistencia de Pierce. Tras esas dos maravillosas jugadas, más otra canasta de Garnett, fue cuando los locales se pusieron 24 puntos arriba. Todo indicaba que la paliza iba a ser humillante.
Una reacción inesperada
Sin embargo, la noche seguiría discurriendo por vericuetos impensables. Y es que el rumbo que tomó el partido en los últimos 8 minutos hizo que el encuentro estuviera a punto de pasar a la historia del baloncesto.
A pesar de perder por 24 puntos a 7:55 del final, Phil Jackson no tiró la toalla. Hasta ese momento el baño de juego de los Celtics y, por qué no decirlo, la lección magistral que estaba dictando desde el banquillo Doc Rivers eran incontestables. Pero lo que sucedió a partir de ahí puso a todos los pelos de punta e incluso llegó a acallar por momentos el tremendo ambiente del Garden.
Desde ese 95-71 se pasó en algo más de 7 minutos a un 104-102. Faltaban 38 segundos para el final, es decir, en 7 minutos y 17 segundos de juego los Lakers endosaron a los Celtics un parcial de ¡9-31!.
Hasta esos minutos finales la defensa de Boston había dejado en evidencia al ataque de los Lakers, que sólo pudieron anotar 61 puntos en los primeros 3 cuartos. Sin embargo, en el último los angelinos lograron ¡41 puntos! para un parcial de 25-41 que estuvo a punto de tirar por tierra la gran fiesta del equipo verde.
Fueron los mejores momentos de Kobe Bryant (13 puntos en la recta final para un total de 30 puntos y 8 asistencias), que estuvo bien secundado en ataque por Fisher, Vujacic y Radmanovic, que con 13 puntos y 10 rebotes se resarció un poco al final de un desgraciado minuto en el que su incapacidad defensiva y ofensiva hizo que los locales se fueran en el marcador en un momento muy importante.
Los Lakers se habían puesto a 9 puntos (68-59) con un arreón ofensivo de Bryant y Gasol (que fue uno de los mejores de su equipo con 17 puntos, 10 rebotes, 4 asistencias y una buena defensa sobre Garnett, aunque fue de más a menos). Discurría el tercer cuarto. Rivers pidió un tiempo, y la reanudación sirvió para que los locales se fueran otra vez de 18 (77-59) tras un mal momento visitante en el que el peor parado fue Radmanovic.
Sin embargo, como decimos, el serbio reivindicó su figura al final del partido, si bien el esfuerzo de los Lakers en pos de remontar un marcador imposible no tuvo recompensa. Y el equipo se ahogó cuando estaba a punto de llegar a la orilla en loor de multitudes.
Otras claves del encuentro
Una vez nombradas ya muchas claves del encuentro, tales como las actuaciones de Pierce, Powe, Rondo, los árbitros... hay que citar otras.
Por ejemplo, el bajo rendimiento de uno de los 6 jugadores que conforman los ‘Big Three’ de Boston y Los Angeles: Lamar Odom. Fue el suyo un partido gris (10 puntos y 8 rebotes). Tal fue así, que cuando cometió su quinta personal en los últimos segundos del tercer cuarto acabó su partido, ya que Jackson no volvió a sacarlo. Es decir, no sólo no estuvo bien, sino que su equipo casi remontó los 24 puntos de desventaja sin él en la cancha.
Otro punto importante radicó nuevamente en las suplencias de ambos equipos. Por segundo partido consecutivo la suplencia de los Celtics rindió a mucho mejor nivel que la de los Lakers, y eso que Cassell apenas jugó debido a que tuvo un problema en un tobillo en el transcurso del partido.
Powe, Posey y P.J.Brown fueron pilares importantes en la victoria, mientras que en los Lakers Farmar y Vujacic aportaron cuando su equipo tuvo que acudir a la heroica, no antes, y el resto de la segunda unidad no hizo prácticamente nada.
Dejando de lado el apartado de los tiros libres, ya comentado suficientemente, el otro capítulo que deja ver la mayor fluidez del juego ofensivo local con respecto al visitante es el de número de asistencias realizadas por canastas conseguidas: 20 de las 41 canastas de los Lakers llegaron tras asistencia y ¡31 de las 36 de los Celtics!, un porcentaje realmente increíble.
El hispano Ariza disputó 7 minutos en los que atrapó 2 rebotes. El alero de los Lakers perdió anoche una gran oportunidad, ya que Jackson le sacó en el primer cuarto con la idea de variar la defensa sobre Pierce, pero el experimento fracasó.
Los Lakers se van a Los Angeles con dos derrotas, lo que les deja a los pies de los caballos, ya que tienen que ganar sus tres partidos consecutivos como locales si quieren conservar sus opciones al título, aunque quién sabe...
BOSTON: Rondo (4), Allen (17), Pierce (28), Garnett (17), Perkins (7) –cinco inicial-, Brown (6), Posey (8), Powe (21) y Cassell. |
L.A.LAKERS: Fisher (9), Bryant (30), Radmanovic (13), Odom (10), Gasol (17) –cinco inicial-, Vujacic (8), Farmar (9), Walton (2), Turiaf (4) y Ariza. |
Parciales: 20-22, 34-20, 29-19 y 25-41 |