JORNADA NBA / Playoffs 2008 - Final Este

Los Celtics corroboran su fortaleza como locales y ganan a los Pistons el primer partido de la final

Garnett, con 26 puntos, Pierce, con 22, y Rondo fueron los mejores hombres de Boston

Detroit decepciona en el momento de definir el choque y se viene abajo en los últimos 4 minutos

hispanosnba.com |

El primer partido de la serie final del Este fue una radiografía casi perfecta de lo que ha de encerrar esta eliminatoria: juego defensivo, igualdad y poderío local. Los Celtics se impusieron a los Pistons (88-79) en un encuentro que más bien pareció una aproximación a la batalla, un partido de tanteo, de análisis del rival... interesante, pero no muy atractivo de cara al público. Porque espectáculo, lo que se dice gran espectáculo, no hubo mucho.

Los Pistons venían de derrotar por 4-1 a Orlando en semifinales de conferencia, lo que les había permitido preparar tácticamente la serie contra los Celtics con más sosiego, desconectar de la competición y limpiar las mentes para este compromiso y tener los cuerpos a tono gracias a un descanso extra que siempre viene bien a estas alturas de temporada.

Sin embargo, todas esas ventajas no fueron tales cuando tuvieron que plantarse en el Garden y afrontar la fortaleza de Boston como local. Con el de anoche, el equipo de Doc Rivers suma ya 15 victorias consecutivas en su feudo, 9 de ellas en playoff. Los Celtics han hecho de su pabellón un fortín e incluso una forma de vida, ya que si no hubiera sido por esa extrema fortaleza como locales no hubieran podido sobrevivir a estos playoffs, que de modo tan mediocre están jugando.

Anoche, además de tirar de esa ventaja psicológica, se dejaron llevar los de Massachusets por el dúo estelar integrado por Kevin Garnett y Paul Pierce, que tiraron de galones para arrastrar a su equipo a la victoria. Tuvieron que tirar de los dos porque, desgraciadamente, el tercer miembro del archiconocido ‘Big Three’, Ray Allen, sigue desaparecido en combate. En el primer partido de la Final del Este, Allen aportó 9 puntos a partir de 3 canastas de campo de 10 intentos, y en los últimos 21 minutos no anotó ni un solo punto.

Menos mal que Garnett y Pierce acudieron al rescate. El primero terminó con 26 puntos, 9 rebotes y 4 asistencias y el segundo con 22 puntos, 6 rebotes y 6 pases de canasta. Entre los 2 sumaron 48 de los 88 puntos de su equipo, y lo hicieron con un notable acierto en el tiro (20 de 35).

El tercer hombre de los célticos fue esta vez su base Rajon Rondo, que completó una actuación notabilísima. Anotó 11 puntos (7 en el último cuarto, en el que resultó decisivo), ofreció 7 asistencias, robó 5 balones y sólo perdió 1 en los 40 minutos que estuvo en cancha. Y además defendió como los ángeles, taponando con eficacia el juego de Chauncey Billups, al que se le notó los días que ha permanecido fuera de las canchas por su lesión en la eliminatoria contra los Magic. Anoche reapareció.

Garnett, Pierce y Rondo recibieron el apoyo en los tableros de Perkins (10 rebotes) y la labor del resto de los jugadores en el juego colectivo a nivel defensivo, ya que en ataque poco más hubo que destacar en el bando local. Lo único, resaltar que definitivamente Eddie House le ha quitado el puesto en la rotación a Sam Cassell, que tras un inicio esperanzador de playoffs ha caído en el olvido tras una cadena de malas actuaciones.

Atascados en ataque

A Detroit se le vio permanentemente atascado en ataque debido, en gran parte, a no poder contar con el mejor Billups.

Sus máximos anotadores fueron Prince (16 puntos) y Hamilton (15), pero su mejor hombre fue McDyess, que terminó con 14 puntos y 11 rebotes. La discreción de Wallace y Billups la notó el equipo. De hecho, el colectivo funcionó bastante mal con Billups dirigiéndolo (-18 en el marcador cuando el base estuvo en la pista).

Lo único positivo desde el banquillo lo aportó el novato Stuckey, que hizo 9 puntos en 23 minutos. El resto de la segunda unidad anduvo roma en ataque. Saunders no contó ni con Afflalo ni con Hayes, que vieron el partido desde el banquillo, algo por lo que habría suspirado el argentino Walter Herrmann, que ni siquiera se pudo vestir, ya que fue uno de los tres jugadores que ocuparon la lista de inactivos.

Inicio engañoso

El arranque del partido fue engañoso. Los Celtics se colocaron en un momento con 8-0 en el marcador y obligaron a pedir un tiempo muerto a Flip Saunders. Esos 8 puntos llevaron las rúbricas de Kevin Garnett, Paul Pierce y Ray Allen, es decir, el ‘Big Three’. Toda una declaración de intenciones que no llegó a cuajar. Y es que tras el tiempo muerto de Saunders, Billups anotó un triple, y a partir de entonces la igualdad presidió el choque. El primer cuarto concluyó 22-17 tras una canasta sobre la bocina de Maxiell.

Tras ese primer cuarto de exploración mutua, el segundo no supuso grandes variaciones. Predominio de las defensas sobre los ataques y tremendo equilibrio en el marcador. El luminoso reflejaba estrechos márgenes de diferencia y algún que otro empate, llegándose al ecuador del cuarto con empate a 32 y al descanso con 41-40 para los locales. Garnett, con 14 puntos, fue el mejor de los locales y McDyess, con 10, y Stuckey, con 9, los más efectivos entre los visitantes, lo que da una imagen de lo bien frenadas que estaban las figuras de los Pistons.

En la reanudación pareció que nada cambiaba, pero no fue así. No se trató de ninguna tormenta brusca. La escapada local fue más bien una lluvia fina, sin sobresaltos. Esa huída sin prisa pero sin pausa, ese escapar paulatino, le llevó a Boston 9 minutos de juego y culminó con una jugada que resultó determinante en el partido. Eddie House anotó a 2 segundos de concluir el tercer cuarto un triple que supuso el 69-57 con el que se inició el último cuarto tras un parcial en el tercero de 28-17.

Fue ésa la máxima diferencia en el encuentro, merced a una canasta de las llamadas psicológicas. Ese triple ahondó, y de qué manera, en las profundas convicciones de Boston como local imbatible y redujo el crédito de Detroit como visitante. Aún así, evidentemente, todavía quedaba mucha tela por cortar.

A Boston no le tiembla el pulso

Una vez adquirida esa ventaja, que pudiera parecer insignificante, los Celtics demostraron una enorme templanza a la hora de administrar el partido. Y en esa templanza tuvo un papel primordial el joven Rajon Rondo, que anotó 7 puntos en el último cuarto y se mostró inquebrantable en los minutos finales.

El último cuarto arrancó con un minuto en blanco, 60 segundos de sequía que se truncaron con un triple de Hunter que devolvió la esperanza a los Pistons (69-60).

Pero a partir de ahí, los visitantes fueron incapaces de remontar una situación que para nada era insalvable. En los minutos siguientes, lo más que hicieron fue acercarse a 6 puntos (75-69 a 5:51 del final tras una canasta de Stuckey y 79-73 a 4:14 de la conclusión).

Se entró en los últimos 4 minutos con ese 79-73 en el electrónico que presagiaba un duelo a muerte en la recta final del encuentro. Pero no fue así.

Los últimos 4 minutos de los Pistons fueron sencillamente calamitosos. En realidad no anotaron ni una sola canasta en juego, ya que metieron 3 tiros libres y un triple innecesario de Prince sobre la bocina cuando su equipo perdía por 12 puntos. Es decir, una canasta para la galería, a todas luces inservible, y que podría haberse ahorrado.

Mientras, ante la inoperancia de Detroit en ataque, los Celtics completaban su magnífica labor defensiva con un ataque en el que tomaron el mando dos hombres: Pierce y Rondo. De los 9 puntos finales de Boston, 4 fueron obra de Pierce y 5 de Rondo, incluido un triple decisivo a 1:47 del final que dejó a sus rivales al borde de la rendición.

Buen partido local

El encuentro lo ganó el mejor equipo, al menos anoche. Boston completó un buen encuentro en ataque. Su selección de tiro resultó bastante adecuada y su ejecución también (52,2% en el tiro de campo). Y es que superar el 50% de efectividad en una final de conferencia no es ninguna tontería.

Ambos equipos lanzaron con mediocridad desde la línea de personal y lucharon en un plano de igualdad bajo los tableros. Pero hubo otros dos datos que cayeron como una losa sobre los Pistons. El primero, y más importante, fue el tremendo boquete que hubo en la zona de los visitantes, que permitieron anotar a Boston 44 puntos en las cercanías del aro, la mitad de los 88 puntos que lograron en el partido. Esa permisividad contrastó con la intolerancia de los locales a ese tipo de canastas fáciles (44 puntos locales por 22 visitantes en la pintura). El otro dato importante constituye una diferencia en el modo de encarar el aro. Mientras que Boston repartió 27 asistencias, Detroit sólo hizo 15, un número en el que influyó, sin duda, el bajo rendimiento de Billups y Wallace, dos hombres fundamentales en la circulación de balón del equipo de Saunders.
 

Boston Celtics 88 Detroit Pistons 79 (1-0)
BOSTON: Rondo (11), R.Allen (9), Pierce (22), Garnett (26), Perkins (5) –cinco inicial-, Brown (4), Posey (2), House (5), Powe (4) y T.Allen.
DETROIT: Billups (9), Hamilton (15), Prince (16), McDyess (14), Wallace (11) –cinco inicial-, Stuckey (9), Maxiell (2), Hunter (3) y Ratliff.
Parciales: 22-17, 19-23, 28-17 y 19-22.