Cleveland equilibra la eliminatoria ante Boston, que vuelve a demostrar su fragilidad fuera del Garden

Más de lo mismo. Los Celtics mejoraron las raquíticas prestaciones que ofrecieron en el primer partido en Cleveland, pero su mejoría no fue suficiente para quitarse el sambenito de equipo frágil fuera de su feudo.

Cleveland volvió a ganar (88-77) e iguala la eliminatoria (2-2). Para ello le ha bastado utilizar el factor cancha y que James elevara un poco su nivel de juego, lo que resultaba fácil teniendo en cuenta su inicio de serie.

Llama la atención la trayectoria del conjunto bostoniano en los playoffs de este año. Tras pasearse en el Este en la fase regular, su post-temporada está alcanzando brotes de doble personalidad muy preocupantes, que ya le supusieron sufrir de lo lindo para eliminar a Atlanta Hawks.

El equipo de Doc Rivers ha ganado de calle los 6 partidos que ha jugado en su casa, pero ha caído en los 5 que ha disputado como visitante, una estadística que contrasta con su reconocida solvencia como foráneo a lo largo de la temporada regular (31 victorias por 10 derrotas). Lo peor es que las dudas siguen creciendo. Ante los Hawks todas las victorias en el Garden fueron por paliza, pero ante los Cavs el primer partido de la serie fue igualado. Mientras, ante Atlanta las 3 derrotas como visitantes fueron por estrecho margen, pero ante los Cavaliers los 2 partidos perdidos han sido claros. De seguir esta tendencia, los célticos pueden pasar grandes apuros.

James, Gibson y Varejao

Los 3 jugadores claves de la victoria local fueron LeBron James, Daniel Gibson y Anderson Varejao.

Especialmente importante fue la contribución de los dos jugadores suplentes, que capitanearon una gran noche de la segunda unidad de los de Ohio (36 puntos por 17 de los suplentes de Boston).

La desigualdad entre los suplentes de ambos equipos tuvo su importancia. Gibson volvió a ser ese tirador brillante de otras noches y acabó con 14 puntos -a los que añadió 6 rebotes y 4 asistencias-. Y el brasileño Varejao salió por fin de su letargo, algo que su equipo necesitaba como agua de mayo. Anotó 12 puntos y capturó 6 rebotes. Además, Gibson y Varejao fueron decisivos en el tramo final del encuentro, pues de los 20 puntos anotados por Cleveland en el último cuarto, 12 llevaron su firma (8 de Gibson y 4 de Varejao).

Joe Smith, con 8 puntos, y Sasha Pavlovic, con 2, completaron la gran tarea realizada por los suplentes de Mike Brown, una labor que contrastó con la escasa efectividad del banco de Rivers. Salvo Brown -que acabó con 4 de 4 en el tiro-, el resto completó un catastrófico ejercicio ofensivo hasta sumar 0 de 10 en el tiro, destacando en esta faceta un desacertado Cassell (0 de 5), que no estuvo a la altura, al igual que no lo estuvo Posey.

En cuanto al tercer jugador clave, LeBron James, hay que decir que aunque estuvo, nuevamente, desafortunado en el tiro, al menos supo esta vez leer el partido, y jugó de modo inteligente.

James acabó con 21 puntos tras una serie de 7 de 20 en el lanzamiento a canasta que le lleva en estas semifinales a un 20 de 78 (un 25,6% de acierto), una efectividad impropia ya no para una estrella de la NBA, sino para un jugador amateur. Sin embargo, LeBron se mostró anoche muy generoso. Repartió 13 asistencias, mejorando el juego de sus compañeros, ayudó notablemente en defensa y mostró su madera de líder en las jugadas claves del partido. Y, claro, junto a todos esos elementos prácticos aportó espectáculo, y del bueno.

Boston anota 12 puntos en el cuarto final

El encuentro discurrió muy igualado hasta los minutos finales. Los parciales de los 3 primeros cuartos fueron prácticamente un calco, llegándose al último con un apretado 68-65 para los de Ohio.

Ese último cuarto no deparó cambios hasta que Daniel Gibson anotó un triple que marcó tendencia. Fue a 2:38 del final y situó a los locales con un ligero colchón de puntos en el luminoso (82-75). Y ahí apareció James.

El jugador de Akron hizo entonces la jugada del partido. Superó a su defensor, Paul Pierce, y llegó hasta la canasta rival para anotar un mate en la cara de Kevin Garnett. La extensión del brazo derecho de James fue prodigiosa, y el Quickens Loans Arena se vino abajo.

Pero su exhibición no quedó ahí. Tras la canasta, la siguiente jugada acabó con un tapón de James a Pierce, y la continuación de ese tapón supuso una canasta de Varejao tras asistencia del propio James. La cesta del brasileño colocó el electrónico en un claro 86-75 tras un 7-0 de parcial. Quedaba 1:10 para el final. El partido había acabado.

El desenlace, concentrado en ese algo más de minuto y medio en el que los locales se fueron en el marcador, tuvo mucho que ver con la nulidad ofensiva mostrada en los últimos compases del partido por Boston. Un equipo que aspira a ganar la NBA no puede encestar 12 puntos en los últimos 12 minutos (a punto por minuto). Y es que los Celtics tiraron en el último período poco y mal (5 de 16). Hay que alabar la defensa de los Cavs, sí, pero no es de recibo anotar 12 puntos en el momento decisivo de un partido.

Garnett y poco más

En los Celtics, el mejor volvió a ser Garnett, a pesar de que no estuviera brillante. El ala-pívot de Boston alcanzó los 15 puntos, 10 rebotes y 4 asistencias. Ray Allen, que no está rayando a gran altura en los playoffs, y Rajon Rondo hicieron también 15 tantos. Mientras, Pierce no tuvo su noche, lo que le llevó a acabar el encuentro con 13 puntos tras anotar solamente 6 de sus 17 tiros.

Por parte de los Cavaliers, junto a los 3 jugadores que definieron la victoria, hay que situar en un segundo plano a Wally Sczcerbiak, que terminó con 14 puntos. El jugador nacido en España está mostrando una gran regularidad en la post-temporada, una línea equilibrada que ya quisieran muchos de sus compañeros, incluido Ben Wallace, que jugó tras recuperarse de una infección en un oído que le dejó KO en el tercer encuentro.

Y es que aunque 'Big Ben' se fajó de forma digna en los tableros volvió a aportar bien poco. Su temporada actual ha sido un anticipo de lo que viene, porque con el paso de los años terminará siendo una sombra física de lo que fue. Es lo que pasa cuando el baloncesto se encomienda al músculo y no a los fundamentos técnicos.