JORNADA NBA / Playoffs 2008 - Primera Ronda Este
Detroit recupera el factor cancha al derrotar en Filadelfia a los Sixers
Prince y Wallace lideran la victoria que sitúa el 2-2 en la serie eliminatoria
Los Pistons salen a flote en el tercer cuarto cuando estaban en una situación crítica
PHILADELPHIA: Miller (13), Green (13), Iguodala (12), Young (15), Dalembert (12) -cinco inicial- Evans (2), Williams (10), Carney (3), Smith (4). |
DETROIT: Billups (18), Hamilton (18), Prince (23), Maxiell (4), Wallace (20) -cinco inicial- McDyess (10), Stuckey, Hayes, Afflalo. |
Parciales: 25-19, 21-17, 16-34 y 22-23. |
Los Pistons demostraron anoche ante los Sixers que son un equipo que se crece ante la adversidad. "Todos saben que somos buenos bajo presión", afirmó Chauncey Billups al final del partido. Ése es el matiz que separa a los buenos de los grandes equipos y Detroit es un gran equipo, como demostró al derrotar por 84 a 93 a los Sixers en el cuarto encuentro de la serie que los enfrenta en primera ronda.
La victoria del equipo de Michigan sitúa el marcador parcial de la eliminatoria en empate a 2 y devuelve el factor cancha al conjunto que dirige Flip Saunders, que vuelve a recuperar su halo de favorito en un momento en el que todo empezaba a desmoronarse.
Tras los dos primeros cuartos todo parecía indicar que Detroit se acercaba a su despedida como finalista del Este, un puesto que ha ocupado fielmente en los últimos años sin faltar nunca a su cita. Pero tras el descanso se pudo ver a los mejores Pistons.
El encuentro disputado anoche en el Wachovia Center tuvo dos partes bien diferenciadas. En los dos primeros cuartos los chicos de Mo Cheeks volvieron a ofrecer una lección defensiva que desarticuló el ataque visitante (46-36). Sin embargo, en los dos siguientes resurgieron los mejores herededos de los 'Bad Boys'. El conjunto bordó el baloncesto en el tercer cuarto, que se saldó con un espectacular parcial de 16-34. Fue ese cuarto el que puso a Detroit en un partido que empezaba a escapársele. Y la gran faena desarrollada en ese tercer cuarto se vio completada con un brillante inicio del último, que sirvió para sentar las bases definitivas de la victoria.
Fue entonces, al principio del cuarto acto, cuando la escuadra de Pennsylvania vio que se le escapaba un encuentro que creyó tener en sus manos. Sobre todo en el segundo cuarto, cuando después de ganar el tercer partido por 20 puntos de diferencia, los Sixers se colocaron 14 arriba (43-29). Faltaban cuatro minutos y medio para alcanzar el ecuador del choque y los aficionados locales soñaban ya con una victoria que pondría contra las cuerdas a Detroit.
Pero, como decimos, todo cambió en el tercer cuarto. Fueron 12 minutos de una intensidad visitante que llegó a deslumbrar. Se veía en la concentración de los jugadores que se estaban jugando en esos minutos el todo por el todo. Y su experiencia en este tipo de situaciones resolvió a su favor la difícil ecuación.
En los primeros minutos del último cuarto la hazaña estaba prácticamente completada. Los Pistons se pusieron 15 puntos arriba con una canasta de Hamilton (65-80 a 8:30 de la conclusión) y a partir de ahí los Sixers no pudieron más que ir a remolque hasta la bocina final.
19 pérdidas de balón
La clave del encuentro estuvo en las 19 pérdidas de balón que cometieron los locales, ya que el resto de los aspectos del juego anduvo muy equilibrado. Esos 19 extravíos de la posesión fueron una losa demasiado pesada para Cheeks y los suyos, y dicen mucho de la severidad con la que los Pistons se aplicaron en defensa.
El equipo ganador contó para vencer con las habilidades de Prince y Wallace. Tayshaun Prince completó una actuación muy próxima a la perfección. Logró 23 puntos, capturó 6 rebotes y robó 4 balones. Su enfoque ofensivo fue maravilloso, pues sólo erró un lanzamiento de campo en todo el partido (11 de 12). Otro jugador en su estado de gracia se habría emborrachado de balón, pero no es ésa la filosofía de Prince, un jugador con una elegante sobriedad que antepone los criterios colectivos a su gloria personal. Y eso es mucho en la NBA. Mientras, Rasheed Wallace se sobrepuso a un horrible segundo partido y sacó lo mejor de sí mismo para irse hasta los 20 puntos -encestando 4 triples- y 10 rebotes.
Maxiell accedió a la titularidad en lugar de McDyess, que en el tercer partido se rompió la nariz. A pesar de ello, McDyess, dando una muestra del carácter ganador de estos Pistons, jugó 20 minutos, tras someterse a una operación para reducirle la fractura, y todavía tuvo fuerzas para ser el único suplente que aportó puntos -10- a su equipo. Y es que, como ya vaticinamos en su día, cuando llegó el momento de la extrema presión el entrenador visitante, Flip Saunders, ni se acordó de que tenía suplentes, un gesto muy normal en un técnico tan conservador como él.
Además de estos jugadores, los números nos podrían decir que también destacaron Billups y Hamilton, que casi calcaron sus estadísticas para bien y para mal. Para bien porque el base terminó con 18 puntos, 6 rebotes y 7 asistencias y el escolta con 18, 5 y 7; para mal porque entre los dos anotaron 11 canastas de 38 intentos, incluido 1 triple de 8 lanzamientos.
A pesar de la derrota, Philadelphia aún debe mirar con optimismo la eliminatoria. Empata a 2 con Detroit en una serie en la que su estrella está desaparecida. Anoche se repitió la historia. Iguodala acabó con 12 puntos anotados a partir de una más que discreta serie de 4 de 16. Todavía se le espera.
Lo que salva a los Sixers es que por encima de individualidades son un equipo. En la derrota ante Detroit los cinco titulares anotaron casi a partes iguales -el jugador menos prolífico hizo 12 puntos y el más acertado 15-. Los mejores, dentro de ese tono de igualdad, fueron Dalembert (12 puntos y 12 rebotes), Young (15 y 9) y Williams, que sólo salió 13 minutos, pero llegó a la decena.
El argentino Walter Herrmann volvió a presenciar el partido vestido de calle a la espera de que pueda surgir alguna oportunidad para debutar con los Pistons en los playoffs de este año.