La NBA aprueba la marcha de los Sonics a Oklahoma City en medio de la polémica
El Consejo de Gobierno de la NBA, formado por los propietarios de todas las franquicias que participan en la liga, aprobó ayer el traslado de los Supersonics de Seattle a Oklahoma City. El traslado podría hacerse efectivo este mismo año aunque la decisión está pendiente de los litigios judiciales que mantienen los propietarios de la franquicia con las autoridades de la ciudad de Seattle.
Con esta votación, la NBA otorga su respaldo a la decisión de los dueños de la franquicia de trasladar el equipo fuera de la ciudad del 'grunge', decisión tomada hace tiempo tras la negativa de las administraciones públicas de la ciudad y el estado de Washington a construir una nueva cancha que sustituyera al vetusto Key Arena, tal y como exigían los propietarios de los Sonics, alegando que la falta de instalaciones en el mismo les impedía hacer rentable la franquicia.
La decisión se tomó por 28 votos a favor y dos en contra, los de Paul Allen, dueño de Portland y cofundador de Microsoft, la gran corporación que tiene su sede precisamente en el estado de Washington, y de Mark Cuban, propietario de Dallas. Ninguno de ellos quiso hacer públicos los motivos de su oposición por considerarlos asunto interno de la liga aunque curiosamente una, Portland, es la ciudad más cercana geográficamente a la actual ubicación del equipo y la otra, Dallas, la más próxima a su futura sede.
"El apoyo a la NBA demostrado por los aficionados, gobernantes y empresarios de Oklahoma City en los últimos tres años ha sido extraordinario" dijo el comisionado David Stern tras la votación. "El Consejo de Gobierno tiene plena confianza en que ese nivel de apoyo local se traducirá en el éxito de la franquicia de los Sonics en Oklahoma".
Fuerte oposición en Seattle
En todo caso no está claro todavía cuándo se producirá el traslado. La intención de la liga es que la próxima temporada el equipo juegue en su nueva ubicación pero la ciudad de Seattle mantiene un litigio abierto con los propietarios de los Sonics a los que exige que cumplan el contrato que les obliga a jugar en el Key Arena hasta 2010.
El objetivo de las autoridades locales encabezadas por el alcalde, Greg Nichols, es obtener con ello un margen de tiempo suficiente para relanzar un ambicioso proyecto de reforma del Key Arena y permitir que se organice un grupo de inversores locales, que estaría liderado al parecer por el presidente de Microsoft, Steve Ballmer, con la intención de realizar una oferta de compra a los actuales propietarios de la franquicia. La vista por el caso ha de celebrarse en junio, aunque los dirigentes de la liga confian en que ambas partes puedan llegar a un acuerdo económico que zanje la cuestión antes de esa fecha.
En ese sentido el comisionado de la NBA, David Stern, lanzó ayer un nítido mensaje a las autoridades de Seattle dejando claro que la salida del equipo de la ciudad no tiene marcha atrás y que el intento de las autoridades de proseguir con sus acciones legales no haría otra cosa que perjudicar las posibilidades de que en un futuro pudiera recalar en Seattle una nueva franquicia que sustituyera a la que ahora se marcha. A pesar de las amenazas el alcalde de la ciudad insistió en que seguirían con el proceso judicial hasta conseguir que los responsables de los Sonics cumplieran sus compromisos.
Alegría en Oklahoma City
En Oklahoma, evidentemente, la reacción ha sido la contraria que en Seattle. Todo eran manifestaciones de alegría y entusiasmo ante la llegada del equipo a una ciudad de más de medio millón de habitantes que no tiene ningún conjunto militando en las grandes ligas americanas (ni baloncesto, ni béisbol, ni fútbol americano ni hockey sobre hielo). La ciudad demostró ya su entusiasmo en los dos años en los que fueron sede provisional de los Hornets después de que la destrucción causada por el huracán Katrina en Nueva Orleans hiciera imposible que el equipo jugara en su sede oficial.
Desde entonces las autoridades locales no han parado de moverse en busca de la oportunidad de traer un equipo a la ciudad de forma definitiva y parece que finalmente lo han conseguido. Todo han sido facilidades para el grupo de inversores locales que acompañan a Clay Bennett, dueño de los Sonics, en este proyecto y que tendrá que pagar 30 millones de dólares a la liga en concepto de tasa de reubicación.
El gobernador de Oklahoma, Brad Henry, afirmaba pletórico: "Esta votación confirma por fin que Oklahoma está en las grandes ligas y que puede competir con cualquiera", mientras que Bennet reconocía estar "más emocionado por Oklahoma City que por él mismo".
No se sabe si seguirán siendo los Supersonics
Lo que tampoco está todavía claro es si los Sonics seguirán siendo los Sonics cuando lleguen a Oklahoma City. En Seattle quieren que al menos, si el equipo se marcha, queden en propiedad de la ciudad el nombre, logos y colores de una franquicia que ha estado unida a la misma desde su fundación hace 40 años. Esos elementos serían los utilizados en el caso de que a la ciudad llegara en un futuro una nueva franquicia de la NBA que sustituyera a la que ahora les abandona.
Los propietarios de la franquicia no se oponen en principio a esa idea e incluso Clay Bennett se mostraba entusiasmado ante la idea de empezar en Oklahoma City desde cero, con un nuevo nombre, nuevos logos y colores que permitan a la ciudad identificarse plenamente con el que va a ser su nuevo equipo.
Ya veremos qué ocurre, pero por de pronto el culebrón del traslado de los Supersonics parece que seguirá dando que hablar una temporada.