NCAA / Final de la liga universitaria
Kansas gana la NCAA al imponerse en la prórroga a Memphis por 75-68
Chalmers anota el triple decisivo y es nombrado MVP
El juego colectivo de los Jayhawks ahoga las individualidades de los Tigers
Veinte años después la universidad de Kansas se hizo con el título universitario en Estados Unidos tras derrotar en la prórroga al equipo al que buena parte de los especialistas daban como favorito, Memphis, por 75-68.
Lo hizo con los dos grandes protagonistas del título de 1988 viviendo in situ el partido en el Alamodome: el entrenador que entonces preparaba a Kansas, Larry Brown, como espectador y el exjugador Danny Manning, MVP de aquella final del 88, como técnico asistente en el banquillo de los Jayhawks.
Los 44.000 espectadores que abarrotaban el Alamodome de San Antonio vivieron un partido vibrante entre dos de los mejores equipos del último trienio universitario, un encuentro que se decidió en la prórroga, algo que no sucedía desde que Arizona ganara a Kentucky en 1997 y algo poco común en las finales nacionales, ya que sólo ha ocurrido 7 veces, de las cuales la más espectacular la protagonizó la propia universidad de Kansas que perdió en 1957 ante North Carolina tras tres tiempos extras.
Y todo esto fue posible gracias a un chico de Alaska llamado Mario Chalmers (18 puntos, 3 asistencia y 4 robos). El base-escolta de Kansas, en edad junior (tercer año en el equipo), escribió anoche en Texas unos de los momentos más vibrantes de las finales de la NCAA. Lo hizo anotando un triple mágico a falta de 2,1 segundos para el final del partido, 3 puntos que llevaron el encuentro a la prórroga y que fueron la clave para que el equipo de Bill Self lograra el título. Fue su hazaña postrera la que dio a Chalmers el nombramiento como jugador más valioso de la final (MVP), un entorchado que debería compartir un poco con su compañero Darrell Arthur, que acabó con 20 puntos y 10 rebotes, anotando 9 canastas de 13 intentos. El pívot de Kansas hizo un partidazo, pero su rendimiento fue más constante, como si llevara un motor diésel. Mientras, lo de Chalmers fue explosivo, definitivo, mortal para Memphis. El MVP del partido sigue la tradición de otros jugadores de Alaska que han ganado finales universitarias destacando en los momentos decisivos. El último en hacerlo fue Carlos Boozer, que milita en Utah Jazz, cuando fue pieza clave en el título de Duke en el año 2001.
Comenzando por el final
En un partido como el vivido anoche en el Alomodome conviene empezar por el final o, por lo menos, por el principio del fin.
Ese principio del fin nos retrotrae a los 2 últimos minutos del tiempo reglamentario en los que Memphis entró oliendo a campeón gracias a una gran racha de juego de 5 minutos de Derrick Rose . Eran los favoritos y dominaban por 60-51 tras dos tiros libres anotados por Dozier a falta de 2:12, pero esta vez, al contrario que en la semifinal, su talón de aquiles, que no es otro que su bajo porcentaje en los tiros libres, iba a convertir a los Tigers en presa de sus propios demonios e iba a ofrecer una oportunidad única a los Jayhawks para obtener el campeonato.
En el desenlace del partido hubo dos jugadas decisivas. Una fue, evidentemente, el triple final de Chalmers que mandó el partido a la prórroga, pero antes había ocurrido algo que supuso un antes y un después en la confianza de Kansas en sus posibilidades. El equipo entrenado por Self perdía 60-53 tras una canasta de Arthur. Memphis sacó de fondo y Sherron Collins robó el balón, lo pasó a un compañero y en una circulación fugaz la pelota volvió a Collins que anotó un tremendo triple desde la esquina. Con esa jugada Kansas se puso a 4 puntos (60-56 a 1:49 del final), se llenó de energía positiva y ya pudo iniciar sin cortapisas su premeditada estrategia de llevar a los jugadores de Memphis a la línea de tiros libres.
Mucho se cuidó Memphis de que los balones en esos momentos llegaran permanentemente a sus dos estrellas: Chris Douglas-Roberts como primera opción y el 'freshman' Derrick Rose como segunda. Pero los nervios traicionaron a ambos jugadores, especiamente al primero.
Durante todo el partido el alero Douglas-Roberts y el base Rose anotaron 9 de 13 tiros libres, pero lo grave es que los 4 fallos los cometieron prácticamente en el último minuto. Todo empezó con el tiro libre errado por el alero a falta de 1:15, error que le privó de tirar el segundo, ya que era un 1+1, pero lo más grave fueron los dos que falló a 16 segundos del final, donde la responsabilidad pudo con él. Sin embargo, los Tigers salvaron la situación gracias a que Dozier atrapó el rebote ofensivo con 62-60 a favor de su equipo. Medio partido estaba en ese rebote.
La jugada terminó en manos de Derrick Rose al que le hicieron falta. Y el novato dejó el final abierto, ya que falló el primero y anotó el segundo a 10,8 segundos del fin.
Una forma distinta de entender el baloncesto
Con ese 63-60 y a falta de 10 segundos para la conclusión en otro país hubiera sucedido algo totalmente lógico. La defensa de Memphis hubiera llevado al rival a los tiros libres sin arriesgarse a recibir un triple, más aún cuando hubiera sido un 1+1. Pero ese concepto está vetado en Estados Unidos. Y los Tigers permitieron jugar a su rival.
La jugada decisiva resultó trompicada, atropellada, algo lógico teniendo en cuenta que estaba cargada de urgencia y tensión, pero el balón llegó a Chalmers y éste fabricó el tiro de la noche, el triple del campeonato, el disparo certero que decidió a la postre la temporada 2007-2008. Y el partido se fue a la prórroga tras un parcial en los últimos 2 minutos y 12 segundos de 3-12 para el equipo de Self, con el entrenador de Memphis, John Calipari, desesperado en la banda.
Una prórroga que resume un partido
La prórroga fue claramente de Kansas y supuso una síntesis perfecta del partido, de la razón última por la que unos ganaros y otros perdieron. Amén de la ausencia en el juego interior de los de Tennessee de Dorsey, que había sido eliminado por personales a 1:23 del final del tiempo reglamentario.
En el tiempo extra el parcial fue 5-12. En Memphis sólo anotó Douglas-Roberts, que vivió una orfandad en ataque digna de lástima; en Kansas la prórroga fue una fiesta de la colectividad, lo que permitió anotar hasta a 5 jugadores. Brandon Rush, Darrell Arthur, Darnell Jackson, Mario Chalmers y Sherron Collins se repartieron los 12 puntos. Kansas mostró en la prórroga que su modo solidario de ver el baloncesto, su sentimiento de bloque, era más poderoso que la filosofía desesperada de los Tigers, consistente en resolver la situación de modo individual y preferiblemente a base de triples.
Buena parte de ese desenlace se debió a la extraordinaria defensa planteada por Kansas y su gran paciencia en ataque, donde siempre hubo un pase extra en busca del tiro más adecuado y la comodidad en los lanzamientos se tradujo en buenos porcentajes. Una circulación de balón que nada tuvo que ver con el juego deslabazado y a golpe de corazón de Memphis, lo que sorprende teniendo en cuenta que si por algo destacan ambos equipos es por que los Tigers tienen un base, Rose, (que se borró del partido en la prórroga) y los Jayhawks carecen de un armador de juego en sentido estricto. Pero por esas paradojas de la vida, fue precisamente el base suplente de Kansas, el bajito Sherron Collins, capaz de lo mejor y de lo peor, el que apuntilló a los de Calipari al anotar a 18 segundos del final la canasta definitiva (68-75) que ya dejó sin respuesta a Memphis.
Luces y sombras
A nivel individual, en el equipo ganador destacó -además de los ya mencionados Chalmers y Arthur-, el pequeñito Collins, que desde el banquillo aportó 11 puntos, 6 asistencias, 4 rebotes y 3 robos. Partidazo el suyo.
Darnell Jackson, especialmente en el rebote, Anderson, sobre todo en defensa, y Brandon Rush, también fueron importantes. Rush estuvo lejos del rendimiento de las semifinales, pero puso su granito de arena en momentos puntuales cuando el partido estaba muy delicado, acabando con 12 puntos y 6 rebotes.
Del lado de los perdedores, los máximos anotadores fueron Douglas-Roberts (22 puntos) y Derrick Rose (18 puntos, 8 asistencias y 6 rebotes), pero el partido pudo con ellos cuando se cargó de electricidad. Muy destacable fue el partido de Dozier, cuyos rebotes ofensivos dieron la vida a Memphis al final del partido. Dozier acabó con 11 puntos, 10 rebotes y 3 tapones. Decepcionante, sin embargo, el partido de Dorsey (que estuvo atrapado en sus problemas con las personales y sólo se hizo con 2 rebotes frente a los 15 que capturó en semifinales). E igualmente más que discreta la aportación de la segunda unidad del equipo.
En lo colectivo, gran trabajo en los dos lados de la cancha de Kansas, que fue un merecido ganador. Los de Bill Self atacaron con criterio y su buena selección de tiro se tradujo en un 52,7% de acierto en el tiro de campo. Mostraron además un gran temple en los grandes momentos (14 de 15 en tiros libres), lo que constituyó en hecho diferencial con Memphis, que volvió a ahogarse en sus fantasmas de la temporada (12 de 19 desde el 4,60).
La estadística, sin embargo, no es una ciencia exacta, ni mucho menos, tal y como demuestra que la clave del partido estuviera en los triples anotados al final del tiempo reglamentario por Collins y Chalmers. Kansas convirtió sólo 3 de los 12 que intentó a lo largo de la final, pero 2 de esos 3 triples le otorgaron el billete hacia la gloria.