La baja por sanción de Draymond Green no hizo mucho daño a los Warriors. Muy al contrario Golden State desplegó un partido muy serio sin Green, dominó claramente a unos Kings sin el desparpajo que tuvieron como locales y ganó 114-97 para acercarse en la serie hasta el 2-1 en un partido crucial para permanecer en la defensa del título.
Stephen Curry y Kevon Looney fueron los grandes protagonistas del juego. Curry desde el punto de vista ofensivo y Looney desde el ángulo de la intendencia. El primero sumó 36 puntos, 6 rebotes y 6 triples, asumió 25 tiros y su equipo hizo un +24 en el marcador con él en juego; el segundo solo metió 4 puntos, pero capturó 20 rebotes (9 ofensivos) y repartió 9 asistencias.
Looney y Donte DiVincenzo (6 puntos, 7 rebotes, 8 asistencias y 4 robos) fueron los mejores ejemplos de labores de intendencia, roles fundamentales cuando un equipo quiere avanzar en los playoffs.
Mientras, Andrew Wiggins firmó 20 puntos y 7 rebotes, Jordan Poole fue titular para hacer 16 puntos con malos porcentajes de tiro, Klay Thompson añadió 13 tantos y Moses Moody resucitó de entre los muertos para sumar 13 puntos en 16 minutos. Todo en un equipo en el que tampoco jugó Gary Payton II por encontrarse enfermo.
Warriors defendió, Warriors presentó una imagen muy sólida y Warriors dominó el marcador. Algo que no resulta extraño cuando juega como local, pero que resulta casi una entelequia cuando lo hace como visitante. Esa dicotomía fuera-casa, ese mundo bipolar en el que ha estado sumergido toda la temporada, tiene que terminar en los playoffs, porque de lo contrario le va a ir mal al equipo de Steve Kerr dada su clasificación final en temporada regular.
Golden State ya se presentó al descanso ganando 53-41 tras una primera parte horrible en el tiro por parte de ambos bandos, una primera parte que terminó con un triple de Curry y en la que los locales asistieron 15 de sus escasas 17 canastas. Curry por entonces ya llevaba 18 rebotes y Looney ya sumaba 12 rebotes.
Y el control del resultado no sufrió alteraciones. Al final del tercer cuarto, 84-72. Para no sufrir apuros en el cuarto final.
Los Kings, cuyo ataque estuvo a años luz de su rendimiento habitual, con un triple muy pobre, no pudieron celebrar la elección reciente de Mike Brown como Entrenador del Año.
De'Aaron Fox acabó con 26 puntos, 10 rebotes y 9 asistencias, Harrison Barnes sumó 17 puntos tras despertar en la segunda parte y Domantas Sabonis, abucheado por la grada durante todo el partido, se fue a 15 puntos, 16 rebotes y 4 asistencias pese a jugar con una contusión en el esternón tras el ignominioso pisotón de Green. Bien Warriors limitando la capacidad del lituano para repartir juego.
Mal la suplencia de Sacramento, ofreciendo un muy bajo rendimiento Malik Monk, que hizo un 1 de 9 en el tiro de campo.
No dio la talla Kings ante unos Warriors que necesitaban imperiosamente la victoria y que sacaron a relucir su impronta de campeones.