Los Huskies de Dan Hurley no dieron opción alguna a Purdue, equipo que buscaba su primer título de la NCAA y que se encontró con un rival inabordable. Victoria de UConn por 75-60 para revalidar título y conseguir su sexto campeonato nacional, logrados todos a partir de 1999.
Nadie obtenía 2 títulos universitarios consecutivos desde que Florida ganara su segundo seguido en 2007. Y tiene mérito en el caso de UConn porque tras el campeonato nacional ganado el año pasado se le fueron 3 jugadores a la NBA.
El dominio del equipo de Connecticut en los títulos de 2023 y 2024 ha sido incontestable: ¡12 partidos en el torneo del K.O. y 12 victorias con ventajas por doble dígito, ganando las finales a San Diego State y Purdue por 17 y 15 puntos!
Esas cifras dan una idea del dominio de un programa imbatible en estos 2 últimos años, un programa que a lo largo de su historia tuvo grandes jugadores, algunos presentes en las gradas en la final de hoy, tales como Ray Allen, Emeka Okafor o Charlie Villanueva, entre otros.
UConn acaba el curso con marca de 37-3 (jamás había conseguido tantas victorias en su historia en una temporada) y logrando 6 triunfos en el Torneo de la NCAA por una diferencia media de 23,3 puntos, un auténtico abuso que supera al del año pasado, cuando vencieron en sus 6 encuentros por una media de 20 puntos.
Tras la victoria de hoy UConn se encarama a la tercera posición histórica de la NCAA solo superada por los 11 campeonastos de UCLA y los 8 de Kentucky, empatada con 6 con North Carolina y dejando atrás a Indiana y Duke que atesoran 5.
Se enfrentaban en el State Farm Stadium de Glendale (Arizona) -más de 70.000 espectadores en las gradas- dos equipos que llegaban a la final sumando entre los dos 70 victorias en el curso, algo jamás visto en el siglo XXI, pero el partido solo duró hasta el descanso.
Huskies se fue al intermedio ganando 36-30 con 11 puntos de Tristen Newton, su mejor jugador hoy en ataque, y fue en la segunda mitad cuando el partido se rompió y el dominio del marcador y el control del juego fue ejercido sin fisuras por UConn pese a que Donovan Clingan cometía su cuarta falta a 7:52 del final y Samson Johnson era eliminado por faltas a 5:38 de la conclusión.
Un triple de Stephon Castle ponía el 59-42 restando 8:35 y a partir de ahí UConn jugó largo y mostró un control total de la situación, con Purdue ofrenciendo una repuesta monocorde y sin matices: prescindiendo del triple pese a perder por muchos puntos y encomendándose exclusivamente a meter balones a la pintura para que el gigante Zach Edey resolviera.
Prueba de ese juego de una sola vía de los Boilermakers es que Edey, su gran estrella, terminó con 37 puntos, 10 rebotes y 15 de 25 en el campo, mientras que el resto de sus compañeros solo sumó 23 puntos con 9 de 29 en el tiro, pasando de 5 puntos solo Braden Smith, que terminó con 12 puntos y 8 asistencias.
No resultó efectiva la presión a toda pista que ejerció Boilermakers en los últimos minutos del partido, una presión ante la que Hurley decidió apostar por un quinteto más bajo y dinámico para salir de ella.
A diferencia de Purdue, UConn jugó en equipo y tiró de su poderoso plantel, con Tristen Newton comandando las operaciones con 20 puntos, 5 rebotes y 7 asistencias sin pérdidas de balón.
Stephon Castle metió 15 puntos, Donovan Clingan 11 y Cam Spencer otros 11 más 8 rebotes, aportando energía también en la retaguardia.
La defensa de los Huskies cerró otras vías de anotación dejando a Edey como único recurso de Purdue, que en todo el partido hizo una serie de 1 de 7 desde el triple como colectivo y solo sumó 8 asistencias.
No fue una final emocionante. El dominio de UConn descargó de tensiones la segunda parte y ofreció muchos minutos a la afición de Huskies para ir paladeando el triunfo y muchos minutos a los seguidores de Boilermakers para ir asumiendo la derrota ante unos Huskies históricos.