Parecen haberle sentado bien los cambios a los Knicks. La llegada de OG Anunoby ha dado aún un mayor pulso defensivo a un equipo entrenado por un técnico que mima la defensa, y a la vista están los resultados, aunque la muestra sea aún muy pequeña.
La defensa, el triple y el abismo que separó a las suplencias de ambos equipos estuvieron en el origen de la debacle de Sixers ante su afición y de la consiguiente exhibición de unos Knicks que pasaron por encima de su rival con una contundencia feroz, un 92-128 que habla bien a las claras de la superioridad visitante.
Correctivo severo el encajado por unos Sixers que solo contaron en ataque con Joel Embiid y Tyrese Maxey, tras perder por lesión (tobillo izquierdo) de forma prematura a Tobias Harris, que no es que estuviera haciendo precisamente un buen partido.
Defendió, y defendió mucho, New York, que se permitió el lujo de destrozar a los Sixers a pesar del horrible partido de Julius Randle, que venía siendo últimamente el santo y seña del equipo en la ofensiva. Hoy... 8 puntos con 1 de 11 en el tiro.
Comandó la victoria Jalen Brunson con 29 puntos, pero el verdadero poder de ruptura lo tuvieron los suplentes del equipo con Josh Hart (10 puntos, 15 rebotes y 6 asistencias) y Quentin Grimes (19 tantos y 8 rebotes) a la cabeza. Cada vez que Hart y Grimes estuvieron en pista el equipo funcionó como un martillo pilón, sin fisuras, machaconamente exitoso. De hecho, con Hart en cancha los Knicks hicieron un +46 en el marcador. Todo un dato.
La diferencia en el triple fue crucial: 6 anotaron los locales por 18 los visitantes. Pero aún más espeluznante fue ese abismo ya citado entre suplentes: 15 puntos de la segunda unidad de Sixers por 49 de la de Knicks.
Mientras que la defensa visitante se mostró sin fallas gran parte de la noche, la defensa local fue un agujero, especialmente por lo que respecta al balance defensivo, lo que permitió al equipo neoyorquino matar al rival a base de contraataques y más contraataques.
A los Knicks (20-15) les está viniendo muy bien el salto que está dando en su juego un casi siempre sólido Isaiah Hartenstein, que esta vez le tocó bailar con la más fea, Embiid, sin que se resintiera la producción del pívot del equipo neoyorquino, que acabó con 17 puntos, 6 rebotes, 5 asistencias y 8 de 9 en el tiro.
Después estuvieron, como jugadores que ejercieron como auténticos microondas, Miles McBride (15 puntos en 15 minutos) y Donte DiVincenzo (14 puntos en 17), que ametrallaron desde el triple a Sixers.
Mientras, Anunoby se mostró parco en ataque, pero desarrolló un rol fundamental en defensa, que es en gran parte por lo que se le ha fichado, más allá de que pueda aportar en la anotación.
Sixers (23-11) no tuvo su mejor noche, desde luego. Embiid, con susto temprano que quedó en nada, sumó 30 puntos y 10 rebotes, aunque con 10 de 23 en el tiro, y Tyrese Maxey añadió 27 puntos y 9 asistencias, destacando en el primer tiempo.
Solo les acompañó, en la lejanía, eso sí, Kelly Oubre Jr. con 15 puntos y 7 rebotes. El resto ni atacó con precisión ni defendió con convicción, aunque en defensa ningún jugador del equipo local libró el suspenso.