Corren tiempos de excelencia para Mikal Bridges en Nueva York. El jugador viajó de Phoenix Suns a Brooklyn Nets en el mercado invernal formando parte de la operación Kevin Durant y desde entonces no ha parado de brillar en su nuevo equipo.
Cifras de All-Star para un jugador que aporta en la ofensiva y también en la defensiva. Bridges ha tenido una aterrizaje exitoso en Nets. El suyo ha sido un acomodo inmediato, sin necesidad de adaptación alguna, ha sido llegar y ofrecer desde el primer momento un rendimiento de All-Star.
Brooklyn aguanta el tirón como puede, mucho mejor de lo esperado, tras las marchas de Kevin Durant y Kyrie Irving y el definitivo fiasco de Ben Simmons. El equipo que dirige Jacque Vaughn sigue en puesto de playoffs al ser sexto en el Este con 40-35, por el 40-36 del séptimo, primer puesto de play-in, que ocupa Miami Heat.
Las estadísitcas de Bridges hablan por sí mismas, y dicen mucho de su liderazgo indiscutible en un equipo de juego coral. Promedia en 20 partidos 26,8 puntos, 4,6 rebotes y 2,6 asistencias, roza el 50% en el tiro de campo, está en un excelente 41,2% desde el triple y su eficacia desde los libres llega al 90,4%.
En el mes de marzo Bridges promedia 28 puntos en los 14 juegos que ha disputado, con balance de 6-8 para los Nets.
Hoy toca Houston, pero es que en el último partido que jugó se fue hasta los 44 puntos con excelentes porcentajes de tiro. Anda en estado de gracia.
Junto a él 3 jugadores que también llegaron en el mercado invernal y que le están dando mucho al equipo: el hijo pródigo Spencer Dinwiddie (medias de 17,1 puntos y 8,3 asistencias), Cam Johnson (15,9 tantos, 4,6 rebotes y 1,4 robos) y Dorian Finney-Smith, cuya aportación es fundamentalmente defensiva, una aportación que bien echan de menos los Mavericks.
Brooklyn sobrevive así a su gran descomposición, una descomposición que ha transformado la fisonomía del equipo, ahora más coral, más solidario, más homogneo y equilibrado, pero sin una gran estrella mediática que llevarse a la boca.
Eso sí, Mikal Bridges, un jugador con notables fundamentos defensivos, lleva camino de convertirse en esa estrella que no tiene el equipo, mediática o no ya se verá (su perfil es un perfil más bien bajo), pero desde luego sus números apuntan a un jugador de vital importancia cuyo contrato llega hasta 2026, y que puede dejar huella en el equipo.