No fue, está claro, el debut soñado. Kemba Walker se estrenó en la temporada vistiéndose por primera vez con la camiseta de Dallas Mavericks en partido oficial, y no salió muy feliz, ya que su nuevo equipo cayó estrepitosamente en Chicago 144-115.
No jugó Luka Doncic y su equipo sufrió. Tampoco lo hicieron Josh Green y Maxi Kleber, y el partido no tuvo historia. Chicago arrasó en la primera parte anotando 82 puntos para irse al descanso con un contundente 82-53.
Hasta 7 jugadores locales metieron 14 o más puntos en el partido con DeMar DeRozan (28 puntos) y Nikola Vucevic (20) a la cabeza.
En ese marco desigual, y por momentos infernal para los Mavs, volvió al juego Kemba Walker, que llevaba desde el 16 de febrero sin jugar un partido NBA, es decir, que llevaba casi 10 meses sin competir.
Dentro del desastre generalizado de Dallas, Walker no lo hizo mal. Partió como suplente, jugó 20 minutos y sumó 8 puntos y 5 asistencias, siendo uno de los dos jugadores de los 12 que jugaron para Dallas que tuvo una cifra positiva en el +/- en el marcador de su equipo con él en pista. El otro fue Reggie Bullock.
A Kemba le falta todo un mundo para ser el Kemba Walker anterior a las lesiones. Su rodilla no está para grandes exhibiciones. Pero Dallas aspira a tener un Kemba que al menos pueda aportar ofensivamente a su juego.
El partido fue un bálsamo para unos Bulls que llevaban hasta la fecha una mala temporada, con un desempeño muy deficiente que hoy se convirtió en desempeño festivo y triunfal, en buena parte mediatizado por la baja de Doncic.