Llegó el Media Day de Brooklyn Nets y llegaron las esperadas palabras de Kevin Durant tras un verano caliente en el seno de la franquicia, un verano en el que, entre otras muchas cosas, Durant pidió ser traspasado.
La explicación del All-Star para pedir su salida del equipo radica en un par de frentes. Por una parte, en la frustración que sentía por su inconformidad con el plantel del equipo y, por otro, por la "incertidumbre", según sus palabras, que rodeaba a los Nets, una incertidumbre que se hizo patente con la marcha de James Harden, y que estuvo siempre presente con la situación de Kyrie Irving y la llegada de un Ben Simmons, que no pudo jugar.
"Quiero estar en un lugar estable, tratando de construir un cultura ganadora, y tenía dudas al respecto", ha confesado Durant, que ha mostrado su compromiso total con el equipo a día de hoy.
Aquel mal trago se solventó con conversaciones positivas con el propietario de la franquicia, Joe Tsai, y también, por qué no decirlo, por las dificultades de Brooklyn para encontrar en otros equipos un paquete que les hiciera factible el desprenderse de una megaestrella como Durant.
En este sentido, Durant no tiene pelos en la lengua ni ese tipo de falsa modestia que no conduce a nada: "Sé que soy tan bueno, que no me iban a regalar", ha expresado, mostrándose satisfecho por las grandes exigencias de su equipo a la hora de traspasarlo.
Durant, que firmó una extensión de contrato de 4 años en 2021, aseguró estar "comprometido con esta organización".
"No siento que tenga que probar nada a los aficionados después de 3 años", ha indicado a los medios de comunicación.
Brooklyn enfrenta la pretemporada con las llegadas de Markieff Morris, T.J. Warren y Royce O'Neale, así como las recuperaciones para el juego de Ben Simmons y Joe Harris y la nueva realidad de Kyrie Irving, que podrá jugar potencialmente los 82 partidos de la temporada regular.