Nets y Celtics viven en mundos paralelos. El de los Nets pincha, causa dolor y está abocado a la desaparición; el de los Celtics transita por la felicidad, se hace fuerte en el presente y pudiera tener un rico futuro.
Boston ha retratado hoy el fracaso mayúsculo de un equipo llamado a todo y que se queda en nada.
Mérito del excelente entramado defensivo de los Celtics, demérito de unas estrellas de los Nets estrelladas en sus propios egos y sin capacidad de respuesta. Ni Kevin Durant fue Kevin Durant, ni Kyrie Irving fue Kyrie Irving. Si en el partido de hoy alguien tuviera que nombrar a una estrella, todos nombrarían sin dudar a Jayson Tatum.
De la construcción de un equipo, ni hablamos: Udoka ha construído y está construyendo, mientras que Nash no ha sido capaz en dos años de dar identidad alguna a su proyecto, asfixiado por las lesiones de sus estrellas, la contratación de nombres más que hombres, la no vacunación de Irving, el hartazgo de Harden, la llegada del improductivo Simmons.
A Boston le sonríe la vida. Esta noche ha ganado en Nueva York entre gritos de sus aficionados que rompían el silencio mortuario del Barclays Center. El 103-109 en el tercer partido deja la serie en un rotundo 3-0 para Boston, un apocalíptico resultado del que nadie ha podido salir jamás en la NBA, una condena cifrada que siempre ha acabado con la eliminación del equipo incapaz de ganar en las 3 primeras citas.
Tatum volvió a ejercer de All-Star armado hasta los dientes: 39 puntos, 5 rebotes, 6 asistencias y 6 robos de balón. Nadie había logrado al menos 39 puntos, 6 asistencias y 6 recuperaciones en un partido de playoff desde que lo hiciera en 1989 Michael Jordan. Así se las está gastando el alero de Boston, un equipo que empieza a asustar al personal por su juego y por sus resultados.
Jaylen Brown metió 23 puntos, Marcus Smart añadió 14 más 6 asistencias, Payton Prichard dejó un muy buen primer tiempo y Robert Williams III volvió al juego con poco brío tras salir de su lesión, pero lo importante es que volvió al juego. No fue el mejor día de Al Horford en ataque tras hacer dos partidazos para abrir boca ante Nets.
Boston llevó la iniciativa, y se puede decir que el corto resultado final, solo 6 puntos de ventaja, no obedece a lo sucedido en la pista, ya que Brooklyn no mostró nunca ser un equipo grande.
Signos de frustración en las filas Brooklyn. Y Bruce Brown como símbolo de dignidad, volviendo a ser el jugador más efectivo y capaz de su equipo al sumar 26 puntos y 8 rebotes. Más allá de él, algo de Nic Claxton y ver jugar 8 minutos al defenestrado Blake Griffin, que metió 8 puntos como respuesta a su jubilación forzosa.
Lo menos edificante: la respuesta deportiva de Durant e Irving.
Kevin Durant ha pasado de ofrecer un juego primoroso a balancearse por la cancha como un cadáver inesperado. Firmó un 0 de 10 en el tiro en la segunda mitad del segundo partido y en este tercero no remontó el vuelo. Apenas 11 tiros a canasta en 46 minutos de juego para sumar 16 puntos. Muy bien guardado por la defensa rival y muy mal llevado por un jugador que es un mito en activo. Parece que se ha quedado sin gasolina.
Kyrie Irving metió 16 puntos con un 6 de 17 en el tiro porque firmó un 0 de 7 desde el triple. Para este viaje no se necesitaban estas alforjas. Debería Irving estar como una rosa físicamente para poder tirar del equipo ahora, pero lo cierto es que tras su prodigiosa exhibición del primer partido se ha ido diluyendo como un azucarillo en el café.
No fueron los únicos que no estuvieron a la altura. Goran Dragic, sin ir más lejos, jugó 9 minutos inservibles, impropios de él. Y lo de Andre Drummond sigue siendo una presencia limitada en la cancha que no llega a los 20 minutos a pesar de que LaMarcus Aldridge no pisa pista.
Brooklyn, que llegó a ir perdiendo esta noche por 15 puntos y que extravió 18 balones, está ya prácticamente eliminado. Veremos si finalmente Ben Simmons debuta al final en el cuarto partido, porque puede ser esperpéntico, un digno final, si así ocurre, a su ya de por sí esperpéntica y poco edificante temporada.