Faltó a la cita el lesionado Tobias Harris, y Joel Embiid y Ben Simmons acuñaron la necesidad de resolver por sí solos un partido a priori fácil, pero esa pretensión quedó en tela de juicio a raíz de una derrota inesperada en un encuentro con prórroga.
Venían los Cavs de sufrir 11 derrotas seguidas para ahora firmar 3 victorias consecutivas ante Hawks, Rockets y Sixers, siendo la de hoy un auténtico bombazo por cuanto Sixers es líder del Este y acudía al partido con marca de 14-2 como local.
Victoria para Cleveland por 109-112 tras terminar el partido en su tiempo reglamentario con un defensivo 92-92. Nada que ver con la prolija prórroga, un tiempo extra con marcador abultadísimo: 17-20.
Collin Sexton fue el máximo anotador local con 28 puntos, pero fue Darius Garland el que terminó decidiendo el encuentro. Sumó el base 24 tantos y 9 asistencias, pero anotó nada menos que 11 puntos en la prórroga. Entre ambos jugadores lanzaron 51 de los 97 tiros de campo de su equipo. Es decir, más de la mitad. Fueron el alma del equipo.
El novato Isaac Okoro aportó 15 puntos, 8 rebotes y 3 robos y el recién llegado Jarrett Allen acabó con 14 tantos y 10 rebotes.
Lo de Sixers fue un simple dueto, en ningún caso un equipo. Joel Embiid y Ben Simmons embarcados contra el mundo, en una cruzada personal que parecía hecha a su medida, mientras que el resto de sus compañeros apenas aportaban.
Embiid se sacó de la chistera otro partido de esos suyos de 40 puntos (lleva ya 4 esta temporada) y muchos condimentos adicionales. Sumó 42 puntos, 13 rebotes y 6 asistencias que no sirvieron de nada, mientras que Simmons, grandes cifras las suyas últimamente, se quedaba en 24 puntos, 7 rebotes y 8 asistencias (perdió 7 balones).
Entre Embiid y Simmons metieron 66 puntos con una serie de 24 de 39 en el tiro. El resto de sus compañeros hizo 43 puntos con 14 de 45. Además, Embiid y Simmons capturaron 20 de los 46 rebotes del equipo y repartieron 14 de las 25 asistencias del colectivo. Solo Shake Milton les acompañó con dobles dígitos anotadores y metiendo solo 11 puntos. Un equipo sin equilibrio. Un equipo que terminó claudicando de mala manera porque nunca supo jugar en clave colectiva.
El mejor ejemplo del desastre de Sixers lo representó su mejor tirador desde la larga distancia, el casi siempre sobrio y efectivo Seth Curry. Tuvo Curry una noche para olvidar con 1 de 13 en el tiro.