LaMelo Ball ha asaltado esta noche la casa de Luka Doncic. En su primer partido como local, Dallas Mavericks ha perdido pie hasta límites poco aconsejables al caer 99-118 con Charlotte Hornets tras llegar a ir cediendo por 31 puntos en el tercer cuarto.
No fue el día de Doncic. Venían él y su equipo de encadenar como visitantes un díficil calendario ante Suns, Lakers y Clippers y de ganar por 51 puntos a los Clippers en L.A. tras un histórico 27-77 en la primera parte, pero bien distinto fue recibir como anfitriones a los Hornets. El esloveno se fue del partido firmando 12 puntos y 5 asistencias en 24 minutos. Pobrísimos números. Y sigue gafado desde el triple. Esta vez, 0 de 5.
Frente a esa sordidez deportiva, tuvimos la lucidez del número 3 del último draft. Espléndido LaMelo Ball, simplemente espectacular.
Ball, que fue pieza clave en la victoria de los suyos, terminó con 22 puntos, 8 rebotes y 5 asistencias en 29 minutos pese a partir desde la segunda unidad. Metió el 70% de sus tiros de campo y enchufó 4 triples. Un crack.
LaMelo afrontaba su cuarto partido de temporada regular. Su debut fue nefasto (0 puntos en 16 minutos), pareció sacar la cabeza ante Thunder, flojeó después frente a Nets y hoy ha mostrado su condición de Top 3 del draft con experiencia profesional previa a la NBA.
El segundo cuarto empezó a marcar la diferencia. Charlotte se fue al descanso ganando 57-68 pese al horrible 1 de 11 de su jugador franquicia, Gordon Hayward, que solo llevaba por entonces 2 puntos. LaMelo, mientras, ya era el líder de los suyos con 15.
El inicio del tercer cuarto terminó de matar a Dallas. Parcial de 3-22 para ponerse los visitantes con 30 de ventaja (60-90). El resto del partido fue ya de lo más relajado.
Además de Ball, Hornets tuvo a un grandísimo Bridges, autor de 20 puntos y 16 rebotes, y contó con 18 puntos de Rozier.
De Dallas poco que decir, que fue una sombra de lo que se espera del equipo.
Está claro que este inicio de temporada está siendo muy loco. La insufiente pretemporada y la dispar trayectoria de los equipos, con unos descansando solo dos meses y otros haciéndolo nueve, está convirtiendo este inicio de campaña en un auténtico disparate.