Ya tenemos las primeras palabras de James Harden, pero como cabía esperar no han sido precisamente esclarecedoras. El jugador ha hablado con los medios de comunicación como si nada pasara en el seno de los Rockets. Lo ha hecho con cierto tono de resignación un día después de jugar su primer partido de pretemporada.
"Ahora mismo, solo estoy concentrado en estar aquí", ha asegurado Harden, que cada día está más claro que comenzará la temporada vistiendo la elástica de Houston Rockets. Lo que depare el futuro, ya se verá.
Harden se ha mostrado lacónico y sin excesiva pasión, pero correcto en cada una de sus apreciaciones, midiendo sus palabras: "Hoy ha estado bien. Ayer me sentí realmente bien al jugar por primera vez desde la burbuja", aseguró ayer miércoles, a la par que reconoció que su trabajo en el cinco contra cinco es escaso hasta la fecha.
La estrella de Rockets eludió en todo momento responder sobre su petición de traspaso, un deseo que es ya de dominio público y que ha hecho correr rumores que han implicado e implican a equipos como Nets, Sixers o Heat, entre otros.
El jugador de Houston se permitió el lujo de acudir a Atlanta al cumpleaños del rapero Lil Baby y después marcharse a Las Vegas saltándose los protocolos de salud de la NBA y en días en los que tenía que haber estado ya en Houston.
De hecho, el jugador llegó a Houston el 8 de diciembre, cuando sus compañeros llevaban ya dos días entrenando.
Preguntado por sus estancias en Atlanta y Las Vegas, Harden ha respondido que estuvo entrenando esos días con sus entrenadores personales.
Las palabras de Harden, más allá de su obligación de hablar con la prensa según la normativa de la NBA, no aplacan en nada la crisis que ha estado y está viviendo Houston Rockets, con su gran estrella con pocas ganas de seguir jugando en el equipo y con sus compañeros no sabiendo muy bien a qué atenerse.