Los Raptors son los vigentes campeones y, por mucho que les pese a algunos, siguen siendo un equipo candidato a pesar de haber perdido a Kawhi Leonard. Es cierto que nadie los sitúa en el primer escalón de cara al título, pero el equipo no cesa en su empeño por ascender a ese escalón.
Infravalorados injustamente por muchos, los Raptors sacaron de nuevo a relucir su ADN campeón y apagaron la luz a los Lakers con un gran partido en el que entregaron sus mejores dones: la defensa, el juego colectivo, la fiabilidad a la hora de definir partidos y la indudable calidad de una buena parte de sus jugadores.
El partido Raptors-Lakers, el debut de los canadienses en la burbuja, empezó con un parcial de 13-0 (5 minutos tardó Lakers en anotar sus primeros puntos) que ya fue un aviso para navegantes, por mucho que los de LeBron James consiguieran pronto equilibrar el desequilibrio inicial.
Toronto no se vino abajo por ello. Fueron los Raptors un equipo sin pausa. Su recorrido se fue haciendo de forma sólida y sin contradicciones. Es cierto que no fue el mejor partido de Pascal Siakam, pero no es menos cierto que sí fue la noche de Kyle Lowry, brillante de principio a fin hasta convertirse en el indudable MVP del partido.
Un triple de Lowry puso el 97-86 en el marcador con 3 minutos exactos por jugar. Fue el principio del fin para los Lakers, que jugaron la recta final del encuentro ante unos Raptors que tenían a Marc Gasol y Serge Ibaka cargados de faltas (5 cada uno) merced al esfuerzo dual que hicieron, siempre por separado, para detener a un irreconocible Anthony Davis.
A partir de ese triple de Lowry vinieron más canastas de Toronto hasta ponerse 104-88 con un fantástico alley-oop en contraataque de Fred VanVleet y OG Anunoby, gran partido el suyo.
Al final, 107-92, con los Raptors tirando bien de 3, defendiendo a gran nivel, dejando en poco a las estrellas rivales y teniendo a Lowry con 33 puntos, 14 rebotes, 6 asistencias y 5 triples.
Además, 23 puntos de Anunoby con solo un fallo en el tiro, 15 tantos y 9 rebotes de un irregular Siakam, que nos regaló una jugada plena de estética y efectividad en un vuelo fantástico en el último cuarto, y 13 puntos y 11 asistencias de VanVleet.
El 'nuevo' Marc Gasol, por su innovada delgadez, sumó 8 puntos y 7 rebotes en 25 minutos y Serge Ibaka se quedó en 4 puntos y 4 rebotes en 19.
Lakers apenas metió el 35,8% de sus tiros de campo, fallando 30 triples, y terminó el encuentro con 16 asistencias por 17 pérdidas de balón, una muy deficiente relación que fue un lastre para el equipo.
LeBron logró 20 puntos y 10 rebotes, pero solo dio 5 asistencias, Kyle Kuzma añadió 16 puntos y Anthony Davis estuvo ciertamente gris con 14 puntos (solo 1 en la primera parte) tras lanzar solo 7 veces a canasta.
El ex Raptor Danny Green anduvo negado (0 de 7 en el tiro) y mientras Dion Waiters y Alex Caruso aportaban algo, J.R. Smith volvía a no aportar nada.
Y los Lakers terminaron mordiendo el polvo a pesar de irse al descanso ganando 41-44 gracias a la buena labor de sus suplentes, que habían anotado por entonces 31 puntos por solo 13 los titulares.
La victoria incuestionable de Raptors es un modo de marcar territorio por parte de los actuales campeones de la NBA y una manera de ampliar su estadística con Lakers, equipo que no gana a Toronto en temporada regular desde 2014.