El 11 de septiembre de 2001 fue un día de infausto recuerdo para Estados Unidos. Pues bien, 18 años después, otro 11 de septiembre ha sacudido a los estadounidenses, esta vez simplemente en el capítulo deportivo.
Porque hoy, 11-S, el baloncesto de Estados Unidos ha recibido una nueva lección del baloncesto FIBA, ese baloncesto incapaz de ganar al combinado nacional estadounidense en los últimos 13 años.
Llegó Francia y provocó la revolución, como si fuera julio y fuera tiempo de tomar la Bastilla. Lo hizo con muchas armas NBA, la misma competición en la que muchos jugadores estadounidenses ignoran el baloncesto extranjero, como bien saben técnicos reputados que sí lo aprecian, como Gregg Popovich y Steve Kerr, hoy damnificados por la falta de compromiso de las estrellas de la NBA.
Francia fue más equipo, dominó el partido, defendió a gran nivel y supo jugar mejor que su rival los minutos cruciales. Además, destrozó en los tableros al equipo favorito al terminar el partido con 44 rebotes por solo 28 del rival.
El partido nos dejó un gran duelo entre compañeros de Utah Jazz, el francés Rudy Gobert y el estadounidense Donovan Mitchell. Fueron los mejores de sus equipos. El pívot se salió con 21 puntos, 16 rebotes y 3 tapones y el escolta firmó sus mejores números del torneo al hacer 29 puntos, 6 rebotes y 4 asistencias, asumir 23 tiros de campo y ofrecer buenos porcentajes en el lanzamiento.
La selección de Collet contó con un trío de excepción formado por el mencionado Gobert, el también NBA Evan Fournier (22 puntos y 4 triples), que se sigue postulando como MVP del torneo, y el ex NBA Nando de Colo, que sumó 18 tantos, incluidos un buen número de tiros libres finales que cerraron el partido. Además, el NBA Frank Ntilikina ofreció un buen rendimiento.
Estados Unidos fue un desastre en el momento de la verdad. Su gran estrella, Kemba Walker, erró en el último minuto 2 tiros libres que terminaron de matar a su equipo. El campo atrás protagonizado en los últimos segundos por los estadounidenses en un saque desde el centro de la pista lo dice todo. Sacaron como si en el Mundial se siguieran las reglas de la NBA y les pitaron campo atrás. Todo un detalle que no puede pasarse por alto.
No funcionó Kemba Walker, el juego interior de los de Popovich resultó inexistente, con un desconocido rendimiento de Myles Turner, Harrison Barnes no aportó nada y Jayson Tatum volvió a ausentarse por lesión.
El desastre se veía venir. Esta selección ya había perdido con Australia en la preparación y estuvo a punto de hacerlo en este Mundial con Turquía, equipo que forzó la prórroga y que quedó eliminado a las primeras de cambio.
El historial USA
Con la victoria ante Estados Unidos y la derrota de República Checa ante Australia, Francia se asegura su presencia en los Juegos Olímpicos. Estados Unidos ya lo había hecho, pero su fracaso en China resulta inapelable.
Hay que remontarse al Mundial de Indianápolis 2002 para ver algo igual. Estados Unidos perdió entonces en cuartos de final siendo equipo anfitrión y terminó sexta con 3 derrotas en el campeonato.
Luego, en 2004, los estadounidenses cayeron en semifinales de los Juegos Olímpicos ante Argentina y en 2006 volvieron a perder en semifinales, esta vez en el Mundial de Japón ante Grecia. Esa había sido su última derrota oficial hasta hoy. Por eso, el 11 de septiembre de 2019 ha sido una especie de revolución francesa aplicada al baloncesto. Eso sí, una pequeña revolución comparada con lo que hizo Grecia en 2006.