Colosal partido de Kemba Walker sin premio final. La estrella de los Hornets hizo su mejor marca anotadora de siempre y la mejor de toda la NBA en la presente temporada. Con 60 puntos superó los 52 anotados en el presente curso por Klay Thompson el día que metió 14 triples para hacer historia.
Walker se ha mostrado inaccesible para la defensa de Sixers. Sus números, simplemente antológicos: ¡60 puntos, 7 rebotes, 4 asistencias y 4 robos! El base de Charlotte ha terminado con una serie de 21 de 34 en el tiro de campo, ha enchufado 6 triples y no ha fallado un solo tiro libre. Su único pero, sus 9 pérdidas de balón. ¡Pero quién le puede poner un pero a un jugador que encesta 60 puntos!
A pesar de ello, su equipo se fue sin triunfo. Y gran parte de la culpa la tuvo Jimmy Butler. El escolta no hizo un buen partido, pero se mostró crucial en el momento de la verdad.
Es verdad que Butler no pudo evitar la prórroga al errar el tiro del potencial triunfo al final del último cuarto, pero llegado el tiempo extra se resarció al máximo de ese error. Poniendo primero un tapón enorme a Kemba Walker con 119-119 en el luminoso y anotando después en el último segundo el triple victorioso, el que ponía el 119-122 definitivo. Es decir, Butler ganó el partido con una acción defensiva y otra ofensiva, una dualidad que define su juego.
Joel Embiid lideró a los Sixers con 33 puntos y 11 rebotes, Ben Simmons rozó el triple-doble con 23 tantos, 11 rebotes y 9 asistencias y J.J. Redick añadió otros 23 tras enchufar 5 triples. La novedad de Brett Brown fue la titularidad de Mike Muscala, que estuvo en cancha 37 minutos.
En Charlotte, además de esos 60 puntazos de Kemba, 20 tantos y 10 rebotes de Jeremy Lamb.
En el lado negativo, Nicolas Batum, que solo jugó 2 minutos en la segunda parte para irse del partido sin anotar, y Willy Hernangómez, autor de 1 punto y 4 rebotes en 13 minutos con 0 de 5 en el tiro.