Otro ridículo sin James Harden, otro fantasmagórico partido de los Rockets en el Toyota Center, otra indisimulada exhibición de impotencia del equipo de Mike D'Antoni, que ya no solo no defiende, sino que ahora también encalla en ataque.
Houston naufragó ante su afición perdiendo 85-104 con Portland Trail Blazers. Es la cuarta derrota consecutiva del equipo (segunda sin Harden) para ponerse con marca de 1-5. Pero lo peor no es perder, sino la forma en la que modelan esas derrotas, con un equipo que ni siquiera pelea hasta el final por la victoria, con unos Rockets a los que sus rivales les pasan por encima.
Volvió a suceder anoche. Portland (marca de 5-2) dejó a Houston en 85 puntos, un 32% en el tiro de campo y solo 10 triples metidos con un 23% de acierto. Por no tirar bien, los Rockets ni siquiera tiraron bien desde la línea de personal.
El equipo no funcionó de arriba a abajo. Se salvaron, y tampoco mucho, Chris Paul (17 puntos y 9 asistencias, aunque irregular en el tiro) y Clint Capela (14 puntos y 14 rebotes), el mejor en la debacle. El resto fue una calamidad: Eric Gordon hizo 4 de 18 en el tiro, Carmelo Anthony acabó con 2 de 12, Gerald Green ofreció un 1 de 10...
D'Antoni sigue sin dar con la tecla, mientras que Terry Stotts sigue derramando composiciones imposibles para hacer a su equipo competitivo año tras año.
Funcionaron los Blazers, sobre todo en defensa. Damian Lillard y Jusuf Nurkic lideraron el triunfo. El base con 22 puntos, 7 asistencias y un 80% en el tiro de campo y el pívot con 22 tantos y 10 rebotes en 24 minutos de juego.