Los Knicks tutearon a los Warriors en los 3 primeros cuartos, pero, viendo la conclusión, esos 36 minutos de igualdad no fueron más que una pantomima de los vigentes campeones, que cuando quisieron apretaron el acelerador hasta humillar al equipo neoyorquino.
El técnico local, David Fizdale, ingenió cambios en su quinteto titular que parecieron ser efectivos, pero, llegado el momento, la única efectividad real tuvo un nombre mayúsculo: Kevin Durant.
De un partido igualado, con Knicks creyéndose aspirante a la victoria, se pasó a un resultado final de 100-128 merced a un último cuarto en el que Golden State destapó el tarro de las esencias.
¡Parcial del último cuarto: 16-47! Sí, ¡16-47! Con Kevin Durant adueñándose del Madison hasta límites insospechados. El alero terminó con 41 puntos, 9 rebotes y 5 asistencias tras meter 17 de sus 24 tiros de campo, ¡pero es que en el cuarto final anotó 25 de esos 41 tantos con un 10 de 13 en el tiro!
El 100-128 final expone bien a las claras el abismo que separa a un equipo imponente (Warriors, marca de 5-1) y un equipo menor (Knicks, marca 1-5).
Golden State acabó el partido con un 58,6% en el tiro de campo y notable acierto desde el triple, desde donde esta vez Stephen Curry anotó 6 para acabar con 29 puntos.
Además, el equipo recuperó en ataque a Draymond Green, autor anoche de 18 puntos con 7 de 8 en el tiro, además de dar 6 asistencias.
Fizdale apostó por un cinco inicial extraño en el que incrustó a Frank Ntilikina, Damyean Dotson, Noah Vonleh y el novato Mitchell Robinson, como si los Knicks estuvieran tan sobrados que pudieran permitirse el lujo de relegar a la suplencia a un jugador como Enes Kanter. Pero aparentemente le funcionó la apuesta al entrenador... durante 3 cuartos, eso sí.
Tim Hardaway Jr. fue el máximo anotador local con 24 puntos y Frank Ntilikina despertó en ataque con 17, pero el equipo neoyorquino tiene pocas vías para despertar como colectivo.