La NBA ha cortado por lo sano el escándalo surgido en los Knicks. La intervención del comisionado de la liga, Adam Silver, y del exjugador, mito y propietario de los Hornets, Michael Jordan, ha servido para poner orden y paz entre el dueño de Knicks, James Dolan, y el exjugador del equipo neoyorquino, Charles Oakley.
Silver se reunió ayer en las oficinas de la NBA con Dolan y Oakley, reunión en la que participó Jordan, que fue compañero de Oakley en los Bulls, por vía teléfonica.
Tras la reunión, la NBA emitió un comunicado en el que se felicitó por la paz lograda entre las partes, que pidieron disculpas por lo sucedido, levantando los Knicks el veto a Oakley, que podrá volver a entrar en el Madison Square Garden para ver a la escuadra neoyorquina.
La liga ha destacado que era necesaria la reunión para evitar que los Knicks y la NBA perdieran reputación por lo sucedido, porque no hay que olvidar que la detención de Oakley en el Madison dio la vuelta al mundo y ocasionó una reacción dura de la afición neoyorquina contra el propietario del club, que vetó la presencia del exjugador de Knicks en el pabellón.