Momentos de pánico. Más de un rezo. Gestos lívidos. Esa es la escena que se vivió el jueves por la noche en el avión que trasladaba a la Universidad de Butler. La despresurización de la cabina provocó un aterrizaje de emergencia. Todos salieron indemnes.
El avión había despegado del aeropuerto de LaGuardia, en Nueva York, tras jugar con St. John's. Transcurridos 25 minutos el plácido vuelo se tornó en pesadilla. Se apagaron las luces del aparato. Y cayeron las mascarillas de oxígeno de cada pasajero en medio de un frío helador.
A partir de ahí, un brusco descenso para salvar la situación. Había que evitar que el frío y la falta de oxígeno pusieran en serio peligro la vida de los ocupantes. El avión descendió rápidamente desde casi 10.700 metros de altura a 3.000. Lo cuenta USA Today.
Un tremendo susto
El entrenador de los Bulldogs, Chris Holtmann, reconocía el mal momento vivido. Aseguraba a IndyStar que pasaron miedo y temieron por sus vidas. Eran conscientes del evidente peligro que estaban corriendo. Muchos jugadores gritaban de terror. Algunos técnicos escribían mensajes de despedida a sus esposas.
Afortunadamente, todo quedó en el susto. Y la tripulación pudo hacer aterrizar el avión sin problemas en Pittsburgh. Fue pasada ya la medianoche. Tras solicitar permiso para un aterrizaje no programado de emergencia.
Los jugadores y el resto de la expedición del equipo hicieron noche en un hotel de la ciudad de Pensilvania. A la mañana siguiente partieron de nuevo para Indianápolis. Eso sí, lo hicieron en autobús, pese a los casi 600 kilómetros de distancia. Tras el tremendo susto, pocos tenían el cuerpo para embarcar inmediatamente en otro avión.
Butler es un equipo universitario puntero. Los Bulldogs están en una marca de 11-2 con Kelan Martin a la cabeza de su anotación. El equipo está en el puesto 13º de la lista nacional. Tanto de la elaborada por Associated Press, como la que fija USA Today.