El primer partido de la jornada sabatina en la NBA pudo deparar una de las mayores sorpresas de la historia del deporte en Estados Unidos. Porque el peor equipo de la liga, Sixers, pudo ganar tras remontar 24 puntos de deventaja ante el mejor, Warriors.
Golden State llegaba al partido con un 42-4 y los Sixers con un 7-40. Las cifras eran harto elocuentes. Y más lo fueron cuando al final de la primera parte el marcador reflejaba un contundente 54-73, 19 puntos a favor de los visitantes que se mantuvieron al final del tercer cuarto.
Los Warriors llegaron a acumular 24 puntos de ventaja en la segunda mitad, pero entonces llegó la remontada. Y tan grande fue que llegados los segundos finales el marcador estaba 105-105.
Barnes decide el partido
Harrison Barnes decidió entonces. Los de Steve Kerr hilvanan una bella y efectiva jugada decisiva y Draymond Green ve solo en la esquina a Barnes, que cuando le llega el balón enchufa el triple de la victoria (105-108) a 0,2 segundos del final. Y el mundo deja de estar patas arriba.
Al final, los Warriors ganan pese a sus 23 pérdidas de balón para igualar la mejor marca de la historia NBA en los primeros 47 partidos de la temporada, un 43-4 solo igualado por los Sixers, ¡aquellos eran otros Sixers!, de la temporada 1966-1967.
Klay Thompson anotó 32 puntos y Stephen Curry hizo 23, si bien perdió más balones que asistencias dio. Draymond Green casi suma otro triple-doble, aunque perdió 7 balones como Curry, y Andrew Bogut capturó 16 rebotes.
Hasta 7 jugadores de Sixers anotaron 10 o más puntos, con Isaiah Canaan como máximo encestador.