Segundo 'match ball' para Miami Heat, primero como local, y no hubo vuelta de hoja. Los Heat arrasaron a los Pacers en el sexto partido, lograron su cuarto título consecutivo de la Conferencia Este y accedieron por cuarto año seguido a las Finales de la NBA.
Lo hicieron por la vía rápida, con el camino expedito. Los de Erik Spoelstra vencían ya al descanso por un harto elocuente 60-34, terminaron el tercer cuarto con 33 de ventaja y en la segunda mitad llegaron a acumular una diferencia de +38. A Indiana le llovieron chuzos de punta. Decepcionante su actuación.
Por el contrario, Miami lo resolvió todo en el primer tiempo con el big three a grandísimo nivel y Chris Andersen comiéndose la pista. LeBron James y Chris Bosh terminaron el partido como máximos anotadores locales con 25 puntos y Greg Oden jugó 5 minutos.
Miami 117 Indiana 92 (4-2)
Celebraban el título del Este los Heat, pero lo hacían sin euforia. Con satisfacción, eso sí, pero sin euforia. Porque el equipo sabe que su verdadero objetivo no es otro que lograr su tercer campeonato de la NBA consecutiva, el que sería su cuarto anillo. Y ya solo están a un paso.
Miami levantaba el trofeo y de forma muy simbólica y entrañable su propietario, Micky Arison, le cedía la copa a Greg Oden para que la levantara. Oden había jugado 5 minutos y había participado, por lo tanto, de la gran fiesta montada en Miami. Porque el sexto partido, con su contundencia en el resultado, dio para saborear muchos minutos de celebración, para que ésta se cocinara a fuego lento.
Porque no hubo partido. Indiana metió 13 puntos en el primer cuarto y Miami hizo 36 en el segundo. Parecían dos mundos ubicados en las antípodas. Y al descanso se llegó con un desconsolador, para Indiana y el aficionado neutral, 60-34. Paliza en toda regla.
Heat había sido una máquina de atacar y de defender, con un big three a un nivel notable (LeBron James, Chris Bosh y Dwyane Wade sumaban 15, 13 y 9 puntos) y un Chris Andersen desbordante, dueño de la intensidad, contagioso hasta la médula. En los Pacers, desastrosos, solo había actuado con dignidad David West (12 puntos). El equipo de Frank Vogel era una caricatura de sí mismo.
Por eso, el resto del partido sobró a nivel competitivo. Y Miami sumó sin problemas su undécima victoria consecutiva como local en playoffs. Sigue agrandando su récord de siempre. El equipo se planta en las Finales con un 12-3 en postemporada. No ha sufrido nada. El Este parece, de nuevo, un chollo para Heat.
Miami atacó a la perfección. Anotó 117 puntos con un impresionante 58% en el tiro de campo, lanzó bien de 3 y encestó el 85,7% de sus tiros libres. Dominó el equipo local todas las facetas del juego con LeBron en 25 puntos y 6 asistencias con un 8 de 12 en el tiro de campo y con Bosh en otros 25 con 8 rebotes y 10 de 14 en el tiro en 29 minutos. Fueron las dos grandes figuras locales.
Además, 13 puntos de Rashard Lewis, otra vez titular y aportando, y Wade y microondas salvaje Andersen con 9 puntos y 10 rebotes en solo 13 minutos de acción.
Indiana intentó maquillar la situación al final, como Paul George maquilló sus números en la recta final para hacer 29 puntos, 8 rebotes y 5 triples. Pero cuando se jugó de verdad el partido estuvo mal. Mejor estuvo en la primera parte West, que acabó el choque con 16 tantos. El resto, rematadamente mal. Roy Hibbert solo metió una canasta en juego, George Hill no dio la talla y Lance Stephenson, abucheado toda la noche por la afición de Miami, bajó su nivel.
Mención aparte merece la suplencia de Pacers, una suplencia que ha acabado sin confianza en sí misma porque su entrenador no ha hecho nada por que creciera su autoestima. En realidad fue un bucle, una retroalimentación letal entre entrenador y jugadores suplentes. El resultado fue una segunda unidad que nada aportó de nuevo y que apenas jugó en los minutos importantes. Luis Scola acabó con 2 puntos en 7 minutos y no jugó en toda la segunda parte. Todo un lujo para un equipo que pretende ser ganador.