Sin historia. Esas dos palabras pueden resumir el cuarto partido de la semifinal de conferencia entre Miami y Chicago. Los vigentes campeones arrasaron en el United Center con un trabajo defensivo magistral para ponerse con 3-1 y acariciar la final del Este un año más.
Dos datos resumen la catastrófica actuación en ataque del equipo de Tom Thibodeau: 65 puntos anotados con un 25,7% de acierto en el tiro de campo. Se trata de la peor puntuación de la historia de Chicago en playoffs y de su peor efectividad en el tiro en postemporada. Prácticamente nadie se salvó de la quema, siendo Nate Robinson el máximo exponente del desastre al terminar con 0 puntos y un 0 de 12 en el tiro de campo.
Miami vivió un noche feliz con LeBron James en plan estelar, bien secundado por Chris Bosh. Ni siquiera pasó nada porque Dwyane Wade esté, a todas luces, a años-luz de un buen estado físico. D-Wade arrastra problemas físicos evidentes y se nota en la pista.
Chicago 65 Miami 88 (1-3)
Chicago Bulls parece decir basta. Tras arrastrar innumerables problemas físicos, el equipo parece definitivamente extenuado por los esfuerzos pretéritos. Da la sensación de que la escuadra de Thibodeau ha traspasado el umbral de su esfuerzo máximo, que ha sido muy exigente, y comienza a caer en barrena para hacerse añicos en el suelo.
Porque Miami hizo añicos a Chicago anoche. A partir de una defensa magistral y un trabajo físico y táctico irreprochable, los chicos de Erik Spoelstra no tuvieron piedad del rival, que volvió a presentarse sin los lesionados Luol Deng y Kirk Hinrich, amén del fantasmal Derrick Rose, cuyos rumores de vuelta infundados no han hecho ningún bien a su equipo y sólo han conseguido distraer y frustrar a una afición que le esperaba como agua de mayo.
Lo cierto es que esta crónica no será tan larga como otras porque el partido fue bastante más corto, pues duró 3 cuartos y casi ni eso.
Al descanso se llegó con un 33-44 que ya fue bastante sintomático de los problemas locales. El único sobresalto para Miami en el segundo cuarto fue el gesto obvio de dolor de un ya tocado Wade cuando pisó a un rival. Por lo demás, en la primera parte ya se vio el fantástico entramado de ayudas defensivas de los de Florida, con constantes 2 contra 1 que ahogaban a un rival incapaz de ver la luz al final del túnel. Defensa y a correr, parecía la consigna de unos Heat pletóricos en el terreno físico.
Pero aun siendo duro para Bulls el primer tiempo, aún lo fue peor el tercer cuarto, 12 minutos que supusieron el definitivo adiós de Chicago al partido y por extensión a la serie, porque ya aquí nadie cree en los milagros.
El atasco ofensivo local se acentuó en el tercer acto. ¡Chicago sólo metió 9 puntos en 12 minutos de juego!. Y el parcial de 9-17 dejó a Miami con 19 puntos de ventaja a falta del cuarto final (42-61).
Las 2 jugadas finales del cuarto fueron un perfecto resumen del mismo. Atacaron los Bulls con 42-58 para recortar y a 2 segundos del final un desafortunado Joakim Noah envió su pase a la grada. Él, que es un buen pasador. Acto seguido, Miami sacó de banda desde su campo con esos 2 segundos por jugar y el balón terminó en manos de Norris Cole, que se marcó un triplazo sobre la bocina para poner ese 42-61 definitivamente duro para los locales.
Metiendo 42 puntos en 3 cuartos no se puede ir a ninguna parte… y así fue. Los últimos 12 minutos sobraron por completo, con un equipo en pleno éxtasis deportivo y otro en actitud depresiva por mucho que no quisiera rendirse.
Miami ganaba fácil con LeBron saliéndose en un partido a pocos puntos. Fue el mejor con diferencia de todos los participantes con 27 puntos, 7 rebotes y 8 asistencias, bien acompañado por Chris Bosh, que sumó 14 tantos, 6 rebotes, 4 tapones y un 7 de 10 en el tiro. Wade, mientras, hizo visibles sus limitaciones físicas y se quedó en 6 puntos. Entre los suplentes, buen trabajo de Chris Andersen y Norris Cole, así como de Shane Battier en defensa. Pero por encima de las individualidades, lo más colosal fue el coordinado trabajo del equipo en el capítulo defensivo. Salvaje.
De Chicago, poco que decir que sea bueno, aunque hay que alabar el empeño y coraje que ha desarrollado el equipo a lo largo de los playoffs. Sin embargo, anoche no les salió nada. Sus 65 puntos anotados son la peor anotación de la historia de la franquicia en playoffs y su 25,7% de acierto en el tiro, la peor efectividad de cara al aro en una postemporada por parte del equipo de Illinois. Menos mal que los locales capturaron 19 rebotes ofensivos, que si no…
Carlos Boozer fue de lo poco salvable con 14 puntos, 12 rebotes y 3 robos, aunque finalizó con un 3 de 14 en el tiro. Jimmy Butler sumó 12 tantos, Joakim Noah flojeó esta vez y Nate Robinson fue un disparate.
Mientras, Taj Gibson y Richard Hamilton hicieron sus números. Especialmente llamativa la presencia de Hamilton, que volvió al juego al salir en los primeros momentos del segundo cuarto. Porque Hamilton está protagonizando una extraña presencia en postemporada. Ha jugado 3 partidos los días 20 de abril, 2 de mayo y ayer, 13 de mayo. Curioso. Lo que no parece extraño es que Miami vaya a repetir final de la Conferencia Este. No en vano, es el gran favorito para llevarse el anillo.