Rusia llevaba 24 años sin pisar un podio olímpico. Parece mentira. El dato resulta casi irreal y da una idea de la emoción con la que los rusos recibieron una presea que dejó fuera de los honores olímpicos a la Argentina de la Generación Dorada, que vivía sus últimos Juegos Olímpicos.
Argentina venía de firmar un oro en Atenas 2004 y un bronce en Pekín 2008. En Londres, volvió a acceder a las semifinales, pero esta vez se quedó sin metal. Y buena culpa de ello la tuvo el joven Alexey Shved, recientemente fichado por Minnesota Timberwolves. Shved, Vitalyi Fridzon, ambos decisivos al final, y Andrei Kirilenko llevaron la batuta del juego ruso.
En Argentina, los mejores fueron Manu Ginóbili, Andrés Nocioni, al que se le salió de dentro un triple vital, y Carlos Delfino.
Rusia 81 Argentina 77
La medalla se decidió en medio campo cuando faltaban menos de 10 segundos. Argentina venía de fallar el triple que podría haberla adelantado. Manu Ginóbili y Luis Scola jugaron un gran bloqueo y continuación que Luifa prolongó a la esquina con un gran pase a Nocioni. El Chapu estaba franco en la esquina, pero su triple abierto se salió de dentro, recordando mucho a aquel que no pudo anotar desde idéntico lugar ante España en las semifinales del Mundial 2006. Rusia ganaba 79-77 y todo parecía medio decidido, pero con menos de 10 segundos por jugar Ginóbili, que nunca se rinde, robó el balón en media cancha a Fridzon. Esa bola cayó en manos de Delfino, que se trastabilló para perder el control del balón que acabó en manos de Shved, éste asistió a Fridzon y el jugador ruso anotó fácilmente el 81-77 definitivo que daba el metal al equipo de David Blatt.
Tremendo final. Duro para la Generación Dorada. Dulce para una generación rusa que ha estado en la elite europea y mundial en los últimos años y que ganó el Eurobasket de 2007 disputado en España. Aunque allí no estaban jugadores decisivos aquí como Shved o Fridzon. Tampoco Timofey Mozgov, ni Sasha Kaun.
Shved fue el verdugo de Argentina anotando a 35 segundos del final el 79-77 con un gran triple y haciéndose con ese balón que acabó en canasta de Fridzon, autor de 4 puntos en la recta final del partido. Shved acabó con 25 puntos, 5 rebotes, 7 asistencias y 6 triples. Tremendo. Fridzon ayudó con 19 tantos y 8 libres sin fallo y Kirilenko se fue a 20 tantos con 8 rebotes. Fue el trío capital del equipo ruso.
En las filas argentinas, el mejor Ginóbili con 21 puntos, 3 asistencias y 4 triples de 8 intentos. El de Bahía Blanca dio el susto a los suyos cuando un duro bloqueo de un rival a 2 minutos del final le dejó KO en el suelo. Se levantó como un titán y acabó anotando una maravillosa canasta a aro pasado a 43 segundos del final. Una cesta que puso por delante a Argentina por 76 a 77. No fue suficiente. Surgió Shved y el 5-0 final en esos últimos segundos dio el triunfo a los europeos en un partido marcado por la tremenda igualdad, tal y como reflejan los parciales de cada cuarto: 19-20, 21-18, 21-19 y 20-20.
Además de Ginóbili, Nocioni se fue a 16 puntos y 7 rebotes y Delfino a 15 con 6. Luis Scola no estuvo tan fino como otras veces y firmó 11 tantos, 6 rebotes y 4 pases de canasta y Pablo Prigioni repartió 7 asistencias.