LeBron James tocó el cielo para quedarse. 'El Elegido' ha ganado su primer anillo y ha cerrado las Finales con un triple-doble y el MVP. Miami se ha impuesto 4-1 a Oklahoma City en las Finales de la NBA tras lograr 4 victorias consecutivas. La superioridad de los Heat en el quinto partido de la serie ha sido arrolladora: 121-106 tras maquillar algo el resultado en los últimos minutos OKC.
Miami llegó a acumular casi 30 puntos de ventaja en la recta final del tercer cuarto, que acabó 95-71. Y el cuarto período sobró. Chris Bosh, LeBron James y Mike Miller habían roto a la defensa rival, destacando dentro de una gran exhibición colectiva local, y OKC recibía su propia medicina: llegó a las Finales tras ganar 4 partidos consecutivos ante Spurs y cedió en ellas tras caer 4 veces seguidas ante Heat.
LeBron James ha sido el merecido MVP de las Finales, pero a lo largo de los partidos ha contado con muy buena colaboración de Dwyane Wade y Bosh y, sobre todo, con las apariciones estelares en momentos importantes de Shane Battier (primeros 2 partidos), Mario Chalmers (en el cuarto) y Mike MIller (en el quinto y último disputado esta noche).
A 3:01 del final, Spoelstra retiraba a sus estrellas. James y Wade se abrazaban en mitad de la pista. Y salían los jugadores más suplentes, entre ellos Juwan Howard, campeón por fin a los 39 años. Eran momentos de intensa emoción. LeBron se iba a la banda, saludaba a todos en pleno éxtasis. El AmericanAirlines Arena, teñido de un blanco cegador, enloquecía con su segundo anillo. Al anillo Shaq-Wade le ha sucedido esta noche el anillo James-Wade.
LeBron James cerraba su gran noche con un fantástico triple-doble: 26 puntos, 11 rebotes y 13 asistencias. Hasta 4 jugadores locales metían 20 o más puntos. Porque Bosh sumaba 24 tantos y 7 rebotes, un increíble Mike Miller se iba a 23 con 7 de 8 triples y Wade hacía 20 más 8 rebotes. Además, superaban la decena Chalmers y Battier en un equipo que acabó el partido con un 14 de 26 desde el triple.
En Thunder, Kevin Durant, el mejor con 32 puntos y 11 rebotes. Harden sumaba 19, los mismos que un desafortunado Russell Westbrook, que sumó un 4 de 20 en el tiro. El español Serge Ibaka se iba de las Finales con 9 puntos, 4 rebotes y 2 tapones.
Finalizaba el partido con 121-106. Poco antes, LeBron se abrazaba a un Erik Spoelstra exultante, y nada más finalizar la gran foto: el abrazo del ganador, LeBron James, y el perdedor, Kevin Durant. La temporada 2011-2012, la del lockout, ha acabado. Ha sido la temporada de LeBron. A la tercera fue la vencida.
Miami 121 Oklahoma City 106 (4-1)
El resultado final del quinto y último partido de las Finales de la NBA 2012 lo dice todo. Miami domínó de cabo a rabo un encuentro en el que la defensa de Oklahoma constituyó un monumental fracaso. Los Thunder no supieron defender el ataque perimetral del rival, que anotó 14 triples de 26 intentos, no supieron hacerse fuertes en la zona, no fueron capaces de correr en ningún momento y bastante hicieron con maquillar al final de la noche un resultado que podría haber sido de auténtico escándalo.
No en vano, los locales llegaron a amasar 27 puntos de ventaja (98-71) nada más iniciarse el último cuarto, que arrancó con 2 triples consecutivos de Mike Miller como fin de fiesta de un jugador hasta hoy vituperado que terminó las Finales con un partido excepcional, diríase inimaginable dado su estado físico: 23 puntos en 23 minutos con 7 de 8 en el triple.
El último cuarto fue un auténtico calvario para OKC, aunque no menos del calvario vivido por el equipo en los minutos finales del tercer período. Fue un cuarto de prolongada celebración local y extenso hundimiento visitante.
Ya el final del tercer cuarto constituyó todo un ejercicio de descomposición del equipo de Scott Brooks, con caras largas, rotas por el peso de una derrota severa, en el banquillo y con unos Heat de Miami regodeándose en su baloncesto festivo y feliz. Se puede decir que hubo ensañamiento, que los locales se cebaron con los visitantes, que fue una auténtica escabechina, una masacre. Pero sin maldad, desde la mera superioridad deportiva.
El partido fue siempre de Miami, aunque no se notara en demasía en el marcador. La superioridad local parecía ir por delante de las diferencias, no siempre claras, en el luminoso.
Ya en el primer cuarto, Heat adquirió una ventaja de 9 puntos (28-19 y 31-22) con Miller empezando a exhibirse desde el triple y James desde la concepción de hombre orquesta. El cuarto acabó con un no muy claro 31-26, un resultado que nada tenía que ver con el 57,9% de tiros anotados por Miami y el 37,5 de OKC, al que salvaba su buen trabajo en el rebote. A estas alturas, ya habían anotado 7 jugadores locales y Chalmers ya había repartido 5 asistencias.
Thunder había vivido un inicio muy sólido de Ibaka, con 2 tapones nada más empezar el partido, pero el juego interior de OKC volvió a ser un cero a la izquierda en este quinto partido. Además, poco ayudó al buen tono defensivo visitante el hecho de que Thabo Sefolosha cometiera 2 faltas a las primeras de cambio.
El segundo cuarto siguió siendo de Miami ante unos Thunder lamentables a nivel defensivo. Durant y Westbrook aguantaron el tipo hasta que el equipo de Florida dio otro tirón y se puso 12 puntos arriba (48-36) tras un triple de Chalmers y una cesta de Bosh, que ayudó mucho al equipo. A partir de ahí, se desató la marcada diferencia entre uno y otro equipo y Miami llegó a adquirir una ventaja de 17 tantos (53-36) sin que Brooks parara el partido. Para entonces, Miller ya atesoraba un 4 de 4 en el triple y LeBron dominaba el juego a placer. Sin embargo, OKC llegó vivo al descanso tras poder recortar la diferencia: 59-49.
Miami llegó al final de la primera parte con un 55% de efectividad en el tiro por un pobre 36,6 de su rival. Los de Spoelstra sumaban ya 7 de 13 triples y tenía a 4 jugadores anotando con fluidez. LeBron llevaba 15 puntos y números para triple-doble, Miller 12 con 4 triples sin fallo, Bosh añadía 10 tantos con 4 rebotes y 2 tapones y Wade tenía 9 tantos en su haber. Al juego colectivo y coral de Miami, respondía Thunder con sus figuras -Durant y Westbrook- y con una cierta mejoría de Harden en su juego.
Llegado el tercer cuarto, todo se rompió de forma definitiva. Y es que todas las sensaciones vividas hasta entonces cobraron forma en el marcador. Miami bombardeó al rival desde el triple y su juego se convirtió en una auténtica apisonadora. Fue entonces cuando llegó la borrachera de baloncesto de los Heat y de felicidad en una grada entregada. La progresión fue colosal: +14, +17, +19. +22, +25 hasta una máxima de 26 puntos de diferencia (93-67). OKC andaba por la cancha cual un muerto viviente. Los locales bailaban a los visitantes. Ver capturar un rebote a Mike Miller arrebatándoselo a Serge Ibaka fue definitivo. Ya todo podía pasar. Miami estaba tocado por una varita mágica y tenía hambre de triunfo; OKC estaba tocado y hundido y tenía rostro de rendición total.
Kevin Durant, en esa recta final de tercer cuarto, tiró de orgullo para no permitir que el equipo se arrastrase a una cloaca que hubiera sido injusta, pero la fortaleza de Heat era inmensa. Acabó el tercer cuarto y acabó el partido. Y la fiesta local duró muchos minutos, aunque sólo se escenificara en la cancha en los 3 minutos finales de partido. Miami era el nuevo campeón y LeBron ya es el Rey de Reyes en este fin de fiesta. Ya nadie podrá decir que es un rey sin corona.