La serie estaba sumamente igualada, tanto en su globalidad como en la particularidad de sus partidos, hasta que traspasado el descanso del quinto encuentro Miami puso la directa aprovechando la baja de Danny Granger, que se torció un tobillo. Luego, David West también tuvo que retirarse.
La primera mitad supuso un capítulo más dentro del equilibrio mostrado entre ambos equipos, pero en la segunda Miami despedazó sin piedad a Indiana con un 66-43. La potente defensa de los Pacers se desintegró y los Heat terminaron el partido con el mejor porcentaje de tiro que jamás haya tenido la franquicia en un partido de playoff: un 61,4%.
LeBron James, con 30 puntos y rozando el triple-doble, y Dwyane Wade, con 28, volvieron a liderar a un equipo que esta vez no notó la baja de Chris Bosh. Los de Florida se adelantan en esta semifinal por 3 a 2.
Miami 115 Indiana 83 (3-2)
Resulta completamente inusual que una defensa como la de Indiana reciba 115 puntos y es completamente insólito que Miami anote el 61,4% de sus tiros de campo en un partido de playoff. De hecho, jamás lo había hecho en su historia. Pero el partido no fue un paseo de principio a fin. Ofrece este enfrentamiento dos lecturas. Una, antes del descanso y otra, después del ecuador del partido.
Porque el partido se decidió, en realidad, en la recta final del segundo cuarto. En ese tiempo final anterior a alcanzar los vestuarios, se encierran las claves de la paliza que le endosó Miami a Indiana.
El primer factor clave llegó a 2:48 para alcanzar el descanso. Roy Hibbert acababa de meter un sorprendente triple lleno de elegancia y Danny Granger se disponía a emular a su compañero cuando cayó mal y se torció un tobillo. Tuvo que retirarse a vestuarios.
Aún así, el partido seguía igualado: 45-40 y medio minuto por jugar. Pero en esos 30 segundos surgió la genialidad de LeBron James, que metió 2 canastas para alcanzar el descanso con un más cómodo 49-40. Fueron 2 jugadas eléctricas, de pura energía, ambas en contraataque. La primera concluyó con un mate adornado y la segunda partió de un rebote largo que atrapó en defensa James. Nada más capturarlo salió a la carrera, encontró en Wade el socio perfecto en un tuya-mía y terminó metiendo una bandeja sobre la bocina.
El inicio del tercer cuarto no fue mejor para los Pacers, que debían andar tocados por el problema físico de Granger y ese desafortunado final de segundo cuarto. No fue mejor porque Granger, que salió de inicio, apenas tardó en resentirse de su mal. En una jugada defensiva, sintió de nuevo el dolor en su tobillo dañado y se fue, esta vez de forma definitiva, a vestuarios. Apenas habían transcurrido 3 minutos del tercer cuarto.
La segunda parte de Miami Heat resultó demoledora. Endosó 66 puntos al rival, 39 en un último cuarto de puro trámite. Minutos de la basura. Miami había alcanzado el final del tercer cuarto 19 arriba, Indiana había perdido también por un problema de rodilla que no parece serio a David West y todo el pescado estaba vendido. Los de Spoelstra llegaron a dominar por 37 puntos y finalizaron con un apabullante +32.
No dejaron pasar la ocasión los Heat para asestar un duro golpe al rival. LeBron James volvió a ser la gran estrella con 30 puntos, 10 rebotes y 8 asistencias, perfectamente secundado por Wade con 28 tantos. Ambos lanzaron a canasta con mucho acierto, terminando con una serie conjunta de 22 canastas de 36 intentos.
Pero esta vez, hubo más jugadores que arrimaron el hombro. Fue el caso de Battier (13 puntos con 4 de 5 triples) o Haslem, que trabajó bien la zona e hizo una innecesaria y violenta falta flagrante a Hansbrough. También Joel Anthony aprovechó sus minutos.
Hasta 3 faltas flagrantes se pitaron. Los infractores: el citado Haslem, Pittman y Hansbrough. Y es que hubo violencia gratuita, y no poco. La primera fue la cometida por Hansbrough sobre Wade, que tuvo inmediata réplica 40 segundos después a través de la ya mencionada de Haslem sobre Hansbrough. Pero la más incomprensible fue la de Pittman, pues llegó a pocos segundos del final con su equipo ganando por 30 puntos.
Dejando atrás los golpes, Indiana apenas metió el 33,7% de sus tiros. Es decir, no funcionó nada, no estuvo digno en ninguno de los dos lados de la cancha. Además, nadie fue capaz de sacar la cabeza en esa fatídica segunda parte. Todos anotaron, los 13 que jugaron, pero su máximo anotador, Paul George, sólo metió 11 puntos. Los lesionados Granger y West metieron 10 -Granger sólo jugó 20 minutos- y Hibbert capturó 12 rebotes.
Ahora, habrá que estar atentos a la evolución de los males de Granger y West. El primero parece tener peor pronóstico que el segundo.