Algo poco usual está a punto de ocurrir en estos playoffs, que el cabeza de serie número 8 elimine al 1 en primera ronda. Los Sixers se han colocado hoy a una sola victoria de cerrar su eliminatoria ante unos Bulls a los que han hecho mucho daño las lesiones.
Philadelphia 89 Chicago 82 (3-1)
Si la de Derrick Rose era ya una baja más que importante para los Bulls de Chicago, la de Joakim Noah les ha terminado de debilitar hasta el punto de que el equipo con el mejor récord de la liga está a punto de ser eliminado por el que más discretamente se clasificó para la fase final.
Los Sixers se hicieron con su segundo partido en la serie como anfitriones y sitúan el marcador de la serie en un 3-1 a su favor que les concede 3 oportunidades para rematar a unos Bulls debilitados por las bajas y en los que jugadores como Deng o Hamilton no asumen el peso que deberían.
Ayer, sólo Boozer entre los veteranos apareció en el partido. Sumó 23 puntos y 11 rebotes, fue quien más dio la cara y eso también le llevó a ser el autor de algunos errores determinantes en el final. Pero si los Bulls llegaron con opciones a ese final fue gracias a él.
Del resto, poco se supo, salvo de un C.J. Watson que intentó ejercer de Rose con escaso éxito, 5 de 18 en el tiro, y de Taj Gibson, que ofreció un excelente rendimiento desde el banco. A quien apenas se vio, y menos cuando el partido se decidía, fue a un Luol Deng que no asumió la responsabilidad que han dejado en sus manos las ausencias.
Los Sixers hicieron su trabajo, en un encuentro de corte netamente defensivo, y supieron resolver, pese a que su ataque careció de movilidad ante la defensa de Chicago en los minutos finales y terminaron recurriendo, a trompicones, a la jugada individual como recurso fácil.
Jrue Holiday anotó 20 puntos, capturó 8 rebotes y dio 6 asistencias, aunque sólo anotó 7 de sus 23 lanzamientos a canasta, mientras que Hawes se fue hasta los 22 tantos, con 8 rebotes, e Iguodala finalizó con 14 y 12 rebotes.