Miami destrozó a los Knicks con un triunfo demoledor por 33 puntos de ventaja bajo la batuta de un líder indiscutible, LeBron James. Pero para destrozo, el que sufrieron las rodillas de Derrick Rose e Iman Shumpert, que se pierden lo que resta de playoffs con lesiones de larga duración.
La de Rose resulta demoledora para los Bulls, que ganaron ante Philadelphia su primer partido, pero perdieron sus opciones de aspirar al título de la NBA. Sin Rose, la tarea parece imposible.
La baja de Shumpert es también una gran pena para New York, porque el novato ha ofrecido grandes trazas en su temporada de debut. Pero no nos engañemos, el equipo neoyorquino caerá en esta primera ronda con los Heat.
Miami 100 New York 67 (1-0)
Tremendo varapalo para los Knicks, que aspiraban, al menos, a perder con dignidad ante la marea blanca, a poner en aprietos, como mínimo, a los chicos de Spoelstra. Nada de eso sucedió. La derrota fue indigna y doblemente dolorosa al perder los visitantes a Iman Shumpert, que se destrozó la rodilla en una jugada en medio campo.
New York llegaba a Miami con un bagaje de 18-6 en sus últimos 24 encuentros de liga regular y los Heat afrontaban el partido sin haber convencido a casi nadie con su juego. Pero fue imbuirse en el espíritu de los playoffs y trastocarse todo. Quedó claro que Miami aspira al título y NY simplemente a intentar caer con dignidad en primera ronda.
El caso es que el primer cuarto y la primera parte del segundo fueron igualados. Fue en un momento dado de ese segundo cuarto cuando todo se torció para los Knicks a partir de algunas decisiones arbitrales dudosas que no pueden enmascarar el fracaso neoyorquino. En esos minutos, la defensa local rozó la perfección, el ataque visitante se atascó hasta límites insospechados y un brutal parcial para los locales llevó el marcador al descanso a un rotundo 54-31 tras un 30-13 en el segundo acto.
Para entonces, LeBron ya había metido 23 puntos y New York ya había perdido 14 balones, 7 de ellos de un Tyson Chandler que, para lo que hizo, podría haberse quedado en la cama con su gripe. Apenas aportó nada, se cargó de faltas, perdió balones a mansalva y le pitaron una flagrante justa por un bloqueo innecesario y violento a James por la espalda. Sí, LeBron exageró el golpe, pero es que Chandler, en realidad, enmascaró con un bloqueo lo que fue más bien una agresión de baja intensidad.
En ese segundo cuarto que supuso la ruptura del partido fue vital la maravillosa intensidad de LeBron James y de un gran Shane Battier. Es cierto que los locales lanzaron en los dos primeros cuartos 28 tiros libres por 5 de los visitantes, pero no es menos cierto que NY metió el 32% de sus tiros y que sus estrellas lo hicieron de pena, con un Carmelo Anthony que no metió su primera canasta en juego hasta casi el descanso.
La segunda parte fue un simple dejar pasar el tiempo, ya no tuvo historia. Sólo sirvió para amargar aún más la existencia a los de Mike Woodson con la lesión de Shumpert y para evidenciar que Melo y compañía estaban ya fuera de este mundo.
Miami acabó ganando por 33 y dejando en 67 puntos a su rival. LeBron James, santo y seña de la victoria con 32 tantos y 4 robos. Wade, en un discreto segundo plano, hizo 19 puntos, Chalmers sumó 11 con 9 asistencias y Battier estuvo inmenso en ese segundo cuarto siendo la punta de lanza de un equipo que defendió durante todo el partido a un altísimo nivel. En el lado negativo, el mal encuentro de Bosh.
New York dio 11 asistencias y perdió 24 balones. Dos cifras que hablan por sí solas. J.R.Smith metió 17 puntos sin enjundia y Baron Davis fue el único decente en la primera parte con 10 puntos. Las estrellas, horribles. Melo terminó con 3 de 15 en el tiro, Stoudemire metió 9 puntos y Chandler no tendría que haber jugado.
Chicago 103 Philadelphia 91 (1-0)
Ésta sí que es una victoria pírrica. Ganar la batalla inicial, pero saber a ciencia cierta que este triunfo lleva emparejada la certeza de que la guerra por el título está perdida. Porque el título con Rose estaba complicado, pero sin él resulta imposible. El resto del equipo podrá hacer unos dignos playoffs, como hizo una fantástica temporada regular, pero no da para luchar por el anillo. Una lástima.
Faltaba 1:10 para acabar el partido y Chicago ganaba por 12 a Philadelphia cuando se detuvo el encuentro. Rose estaba en el suelo echándose la mano a la rodilla izquierda. La misma rodilla que 12 segundos antes había dicho adiós en un lance desafortunado del juego. El pabellón era un poema. Todos eran conscientes de que se esfumaban las opciones de perseguir algo grande este año.
Rose había sido el mejor de los suyos. Había flirteado con el triple-doble al hacer 23 puntos, 9 rebotes y 9 asistencias. Junto a él, brilló el veterano Richard Hamilton, que llega descansado a esta etapa de la competición. Sumó 19 puntos. Deng hizo 17 y Noah alcanzó los 12, a los que sumó 13 rebotes.
No fue complicado para los Bulls ganar el partido inaugural de la serie ante unos Sixers que venían de hacer un mal final de temporada. Unos Sixers que jamás amenazaron desde la línea de 3, sólo anotaron 1 triple, y que no tuvieron fuerza para poner en aprietos al contrincante.
Elton Brand fue el mejor jugador de Collins con 19 tantos, 7 rebotes y 4 tapones y Jrue Holiday aportó 16 puntos. Philly notó, y mucho, la gran defensa de los Bulls, su gran arma. Aún sin Rose, no parece que estos Sixers vayan a poder eliminar a Chicago.
Ahora, se hablará mucho de la decisión de Thibodeau de mantener en cancha a Rose con el partido prácticamente decidido. Habrá opiniones para todos los gustos. Pero lo cierto es que el físico del MVP de la pasada campaña ha sido un pena durante toda la temporada.