Excéntrico, irreverente, controvertido, impresentable, histriónico... pónganle el calificativo que deseen, pero Dennis Rodman fue ante todo un excelente jugador que superó sus limitaciones ofensivas con una tremenda capacidad defensiva y reboteadora. Su labor marcó el camino en equipos ganadores.
Uno de ellos, los Pistons de Detroit, retiró anoche la camiseta con el número 10 que Rodman portó en aquellos fascinantes 'Bad Boys' que ganaron dos títulos al final de la década de los 80. Aquel equipazo lleno, a partes iguales, de talento y dureza, de elegancia y agresividad. Aquella pantilla poblada por jugadores como Isiah Thomas, Joe Dumars, Bill Laimbeer, Mark Aguirre, Adrian Dantley o Rick Mahorn. Y Rodman, claro, porque allí ya estaba Rodman, elegido en el puesto 27 del Draft 1986 por el equipo del estado de Michigan.
Anoche, el Palace of Auburn Hills se volcó con Rodman, el chico malo, 'The worm' (el gusano), la oveja descarriada que, eso sí, se comía al ganado rival.
El partido elegido para el homenaje no era casual: Detroit-Chicago. Los 2 equipos con los que Rodman acumuló 5 anillos de la NBA siendo parte fundamental de los mismos.
En Detroit, estuvo desde 1986 a 1992, demasiado poco tiempo, según el protagonista, que dijo en la ceremonia de retirada de su camiesta: "creo que no merezco este homenaje, debería haber permanecido más tiempo aquí para merecerlo". Con casi 50 años a cuestas, los cumple en mayo, el de Trenton llegó a emocionarse micrófono en mano. Los focos se depositaban en su figura, esos focos que siempre ha perseguido, jugara o no al baloncesto.
La ceremonia
Vestido con un traje gris. En la solapa, sus iniciales, D.R, a la espalda un 10. Gafas de sol, pendientes, piercing en nariz y boca, zapatillas de deporte, camisa blanca de cuello alto y una corbata interminable, casi imposible, anudada a regañadientes. Así, saltó Rodman a media pista.
Todo el pabellón a oscuras y el círculo central iluminado. Allí, el ex jugador se dirigió a todos a través del micrófono. En su entorno más inmediato, rodeando el círculo central de la cancha, sillas donde se sentaban familiares y ex compañeros como Thomas o Dumars.
El homenajeado también homenajeó. Fue a través de una camiseta blanca. En su dorso, el número 10 y un "thank you" a Detroit, en su torso el rostro de dos figuras legendarias muy importantes para Rodman: el que fuera su entrenador en los Pistons, Chuck Daly, y el que fuera propietario del club, Bill Davidson.
El Salón de la Fama
El lenguaraz D.R no pudo contener la emoción del momento y avanzó que ingresará en el Salón de la Fama. Ahora mismo se halla entre los 12 nominados de este año, pero él ya adelanta que le han comunicado que será uno de los elegidos.
Rodman tiene palmarés para ello: 5 títulos de la NBA, 7 veces máximo reboteador, 2 veces mejor defensor, 2 apariciones en el All-Star. Un 2,03 que reboteó al mejor nivel que se recuerda en la historia moderna de la liga. Un fuera de serie en el terreno defensivo, intensidad insuperable. En los 549 encuentros que jugó con Detroit, medias de 8,8 puntos y 11,5 rebotes. En toda su carrera profesional, 13,2 rebotes por partido. En sus 2 últimos años con los Pistons, ¡18,7 y 18,3 rebotes de media en toda la temporada!. En sus 5 temporadas en San Antonio y Chicago, 14,9 rebotes de media en su peor campaña.
Tras el baloncesto, no se apartó de los focos: actor, showman, luchador profesional, modelo... Una vida llena de emociones. Ahora, le llega el reconocimiento. Y aún no ha cumplido los 50.