Pronto ha empezado a hacer aguas la aventura puertorriqueña del jugador de la NBA Renaldo Balkman. Su rendimiento y, sobre todo, su lamentable actitud en el Mundial de Turquía están dando la razón a sus muchos detractores, que no estaban de acuerdo con su reclutamiento.
La llegada de Balkman a la selección de Puerto Rico fue muy criticada por muchos que no veían en el jugador de Denver amor alguno por la camiseta nacional, sino simplemente interés propio. Los hechos les están dando la razón.
Hace una semana todo parecía perfecto, pero pronto dejó de serlo. El miércoles, justo antes de iniciarse el Mundial, Balkman protagonizó un incidente en el entrenamiento con un compañero, pero no era un compañero cualquiera, se trataba nada más y nada menos que de Carlos Arroyo. Ambos intercambiaron duras palabras. Fue el principio de un fin que se antoja cercano.
Un NBA a la suplencia
La mala actitud de Balkman le ha llevado a la suplencia, ocupando su puesto en el quinteto inicial Nathan Peavy, jugador nacido en Dayton (Estados Unidos) que juega en la liga alemana.
No parece haberle sentado bien la suplencia a Balkman, que se cree con derecho a la titularidad por ser un NBA, aunque nada haya demostrado nunca en la liga estadounidense y aunque esté rodeado de otros jugadores que sí han mostrado sus capacidades en ligas muy competitivas.
Sorprendente parece la exigencia de la titularidad y de minutos con los números que el jugador acumula en el Mundial de Turquía. En el primer partido, ante Turquía, 0 puntos en 20 minutos y 4 faltas personales; en el segundo, contra Grecia, aún peor al acumular 4 faltas en 4 minutos de juego y no sumar ni un solo punto.
Concluido el encuentro con Grecia, Balkman se fue de los vestuarios antes de tiempo dejando allí a sus compañeros. Un acto que ofrece a las claras su escaso espíritu solidario, más aún cuando el equipo acababa de perder de forma injusta ante Grecia tras una escandalosa labor arbitral.
El entrenador estalla
Ante este cúmulo de despropósitos, el técnico boricua, Manolo Cintrón, ha estallado y no se ha cortado ni un pelo con respecto al NBA.
Estas son las perlas lanzadas por el entrenador: “Está exigiendo tiempo sin dar nada a cambio”, “Ha sido el más inconsistente en los entrenamientos, su actitud no es buena”, “Voy a jugar con los que están comprometidos. Aquí hay 11 jugadores comprometidos. El que falta por entrar es él”. Más claro, agua.
Lo cierto es que Balkman parece más preocupado de sus números que de la causa nacional conjunta que representa la selección. Buena prueba de ello es que ha faltado a más de un entrenamiento.