Dos caras bien opuestas las que han presentado los dos líderes de Toronto Raptors en su incorporación al equipo para afrontar la pretemporada. Mientras que José Manuel Calderón ha llegado con las pilas cargadas, Chris Bosh lo ha hecho en un estado de forma más que discreto.
El base español quiere olvidar cuanto antes la que fue su primera temporada en la NBA con un gran contrato, una campaña que resultó, según él mismo ha dicho, bastante decepcionante porque las lesiones que le aquejaron a lo largo del curso le impidieron desarrollar su juego en plenitud física.
Calderón reconoció estar muy contrariado por ese motivo, y por ello este verano decidió hacer un gran sacrificio que a buen seguro ha sido muy valorado por la franquicia canadiense: no jugó con la selección española el Eurobasket 2009, privándose así de la consecución del primer oro europeo del baloncesto español. El objetivo no ha sido otro que recuperarse plenamente de sus achaques físicos y afrontar la temporada 2009-2010 en plenitud corporal para poder guiar a Toronto de nuevo a los playoffs.
Hay que trabajar duro
El armador hispano se ha mostrado con motivo del Día de la Prensa, justo al comenzar la pretemporada, muy ilusionado con la nueva etapa que afrontan los Raptors, toda vez que su general manager, Brian Colangelo, ha decidido renovar casi al completo la plantilla.
De los jugadores de la pasada campaña, sólo han quedado los 3 que conforman la columna vertebral del equipo: Chris Bosh, José Manuel Calderón y Andrea Bargnani. El club ha fichado nada menos que a 9 jugadores, destacando la llegada de los europeos Hedo Turkoglu y Marco Belinelli, de los sólidos Reggie Evans y Jarrett Jack y del novato DeMar DeRozan.
Calderón cree que la plantilla tiene buenos mimbres y afirma que “lo que ahora debemos hacer es trabajar duro para que todas las piezas puedan encajar”.
Una pieza algo desencajada
Lo malo de este arranque de pretemporada es que la pieza esencial del equipo canadiense ha llegado un poco desencajada.
Chris Bosh se ha incorporado con una pequeña lesión en una pierna, que sufrió entrenando en su casa, y con cierto sobrepeso, que los medios canadienses cifran en 7 kilos.
Y por si fuera poco ha llegado sin pelos en la lengua. Sincero para no llevar a equívocos a nadie, pues ha mostrado su inequívoca intención de convertirse en agente libre el próximo verano. Sí, ese verano de 2010 tan cargado de pesos pesados en el mercado NBA.