El ‘Big Three’ de los Spurs se impuso con rotundidad al ‘Big Three’ de los Lakers. San Antonio recuperó su habitual agresividad defensiva y en un gran partido barrió de la pista a los angelinos (103-84) ofreciendo su mejor imagen, una imagen que devuelve a esta serie la impresión de que va a ser larga y dura.
Ginóbili, Duncan y Parker sumaron 72 de los 103 puntos de su equipo. Especialmente descollantes fueron las actuaciones de los dos primeros.
Manu Ginóbili se olvidó de sus problemas físicos y demostró toda la grandeza de su juego. En 31 minutos, y saliendo desde el banquillo, el de Bahía Blanca logró 30 puntos con una excepcional serie en el tiro –9 de 15 en el lanzamiento de campo con 5 de 7 en los triples-. Su primera parte resultó célica y nos devolvió al mejor Ginóbili. El jugador hispano fue el gran ‘culpable’ de que su equipo rubricara un excelente segundo cuarto (28-15) que mediatizó el resto del encuentro. Se fue a los vestuarios con 22 puntos, entre los que se incluyeron 5 triples de 6 intentos.
Y si la actuación de Ginóbili resultó espectacular, lo mismo se puede decir de la de Tim Duncan, que demostró que es, hoy por hoy, uno de los más grandes jugadores de la liga. Por él no pasan los años. Anoche, ante su afición, firmó unos números de escándalo pudiendo en todo momento con Paul Gasol. Acabó el choque con 22 puntos, 21 rebotes y 5 asistencias. Su dominio en los tableros (atrapó 21 de los 39 rebotes de su equipo) hizo que San Antonio no se viniera abajo, ya que los Lakers completaron anoche un gran encuentro bajo los aros.
Finalmente, Parker no estuvo tan brillante como sus dos compañeros, pero aportó también lo suyo, terminando con 20 puntos –7 de ellos en el último cuarto- y 5 asistencias.
Frente a ese trío demoledor, el terceto estelar de los Lakers no se movió en tan altos parámetros. De hecho, el único que brilló fue el incombustible Kobe Bryant, que logró 30 puntos, aunque sólo pudo dar 1 asistencias. Gasol jugó a ráfagas, sufrió en demasía la dureza del rival bajo los aros y no pudo casi nunca con un portentoso Duncan. Acabó con 15 puntos y 5 rebotes, pero con muy mal porcentaje en el tiro (7 de 18). Y es que entre Bryant y Gasol ejecutaron la mitad de los lanzamientos de su equipo (41 de los 82 realizados).
Peor aún que a Gasol le fue anoche en ataque a Odom, que sólo pudo conseguir 7 puntos con 2 de 11 en el tiro de campo y 3 de 8 en los tiros libres. Al menos Odom sumó 11 rebotes y 6 asistencias.
En definitiva, el triángulo mágico de los californianos anotó 52 tantos, muy lejos del ‘Big Three’ texano.
Dejando aparte consideraciones de naturaleza individual, en lo colectivo los Spurs brillaron en algunos aspectos, pero especialmente lo hicieron en el tiro.
Tras un primer cuarto en el que no alcanzaron el 40% de acierto, fueron a más hasta terminar con un 51,4%, incluídos 10 triples de 18 intentos.
Mientras, su rival se concentró en el rebote realizando un gran trabajo. En su tablero los Lakers capturaron 34 rechaces y sólo dejaron 3 en manos del rival. Pero esa agresividad contrastó con su escasa agresividad en los tapones –no colocaron ninguno- y su falta de fluidez en ataque –repartieron 13 asistencias-. Aunque lo más llamativo fueron los tiros libres (8 de 17, ni siquiera un 50% de efectividad).
Buen comienzo angelino
El primer cuarto resultó una continuación del segundo partido. Se vio a los Lakers muy metidos en el choque, con Gasol defendiendo con acierto a Duncan y recibiendo con asiduidad balones en el poste para jugarse el uno contra uno o empezar la circulación de balón a partir del archiconocido triángulo de Tex Winter. Mientras el juego pasó por el poste y Bryant estuvo acertado todo funcionó, aunque Duncan ya empezara a hacer de las suyas en los tableros.
Con ese guión trazado por Jackson, los angelinos se adelantaron 8-15, la que sería su mayor ventaja del partido. Todo fluía con naturalidad. Los Lakers eran una elegante máquina de confeccionar baloncesto.
Pero entonces entró en la cancha Ginóbili, que volvió a ceder su titularidad a Finley. Y se armó la marimorena. Dos triples consecutivos del argentino enjugaron la diferencia en un abrir y cerrar de ojos. Era el comienzo de otra gran noche de Manu.
Con Duncan en pista acompañado de cuatro suplentes (Udoka, Barry, Horry y Ginóbili, si es que a Ginóbili se le pueda considerar suplente), Popovich intentó reconstruir su juego y, al menos, supo estabilizar el partido.
Mientras, los Lakers seguían jugando con cierta agilidad ofensiva y con intensidad en defensa. Dejando a los Spurs en un 38,9% en el tiro y cerrando admirablemente el rebote, los californianos se impusieron en este primer cuarto por 21-24 en lo que sería su particular canto del cisne.
Surgen los auténticos Spurs
Empezó el segundo cuarto sin Bryant y Gasol en pista, y los locales aprovecharon para situarse por delante en el marcador (27-26), lo que obligó a Jackson a pedir un tiempo muerto y a devolver a la cancha a Kobe. Una medida que no pudo parar lo que vendría después.
Lo que vino después no fue más que un arrebato baloncestístico de Manu Ginóbili, que con otros dos triples y una jugada de 2 más 1 hizo un agujero monumental a la defensa de Vujacic, tiró de su equipo y, en lo personal, se fue hasta los 19 puntos cuando todavía restaban 7 minutos para concluir el segundo cuarto. Una borrachera de juego celebrada a lo grande por las gradas del AT & T Center, que, por momentos, se venían abajo.
La resurrección del bahiense, el poderío en el rebote de Duncan y el excepcional trabajo defensivo de todo el equipo contribuyó a que los Spurs se despegaran en el marcador ante un rival que era incapaz de encontrar su juego. No había pase inicial al poste, no había movimientos lúcidos en ataque, no había canastas. Los de Jackson habían perdido su orden ofensivo y su juego deslabazado les llevó a anotar sólo 15 puntos en el segundo cuarto, sucumbiendo ante la tremenda agresividad de los texanos.
Tras un gran segundo cuarto, los Spurs llegaron al descanso con 10 puntos de ventaja (49-39). Para entonces, Emanuel Ginóbili ya había firmado 22 puntos y Duncan había capturado 12 rebotes. Gino, Duncan y Parker llevaban anotados 43 de los 49 puntos de su equipo, una dependencia brutal que podía volverse como un boomerang en su contra.
En el lado visitante sólo Bryant sustentaba al equipo (14 puntos), con la inesperada aportación de Farmar por segundo partido consecutivo, retazos de Gasol y el buen trabajo en bastantes facetas del juego de Odom, aunque estuviera negado en ataque.
Un cuarto de tanteo
En el descanso se pudo ver a Popovich sentado mano a mano con Duncan charlando sobre aspectos técnicos de forma distendida. A los dos se les veía metidos en el partido al 100%.
La reanudación no hizo más que corroborar esa impresión. La primera canasta fue un brillante uno contra uno de Duncan frente a Gasol, y 5 puntos de Finley llevaron el luminoso a un cómodo 56-43 que recortó Gasol con dos canastas consecutivas.
Fue este tercer acto un episodio de contención en el que ambos equipos afilaron armas para el último cuarto. Pero no hay que olvidar que ese baloncesto contenido benefició, y mucho, a los Spurs, que mantuvieron su cómoda ventaja en el marcador, a veces gracias a una más que agresiva defensa bajo los tableros que contó con cierta permisividad arbitral (los locales fueron sancionados con 1 personal en los primeros 8 minutos del cuarto).
Sin embargo, sería injusto poner peros a una defensa como la que hizo San Antonio en el tercer partido de la serie final.
Duncan fue el gran artífice, en ataque y en defensa, de que la ventaja se conservara, llegándose al final del cuarto con 69-57 en el electrónico.
San Antonio baila a los Lakers
Con ese delicado resultado, Jackson apostó por su segunda unidad, dando descanso, como es habitual en el inicio del último cuarto, a Bryant y Gasol. Y el resultado de esa decisión, a primera vista arriesgada, no se hizo esperar. Entre Barry, Oberto y Parker el resultado se fue hasta un incontestable 77-60, que obligó a Jackson a replantearse de inmediato su estrategia. Y es que anoche la segunda unidad laker anduvo floja. El único que respondió fue Farmar, que hizo 10 puntos, pero volvió a no brindar en 19 minutos una sola asistencia a sus compañeros.
De este modo, el último cuarto constituyó una exhibición ofensiva de los Spurs, que bailaron a su rival, un contrincante en el que sólo el orgullo de Bryant salió a relucir anotando 4 triples en 4 minutos que no sirvieron, sin embargo, para aplacar el dominio local.
San Antonio jugó a su antojo, demostrando que su espíritu campeón va más allá de sus tres estrellas.
Si no que se lo digan al argentino Fabricio Oberto, que resultó capital en el último período. Fabri anotó sus 7 puntos en el último cuarto para acabar con 7 puntos y 5 rebotes en 18 minutos (3 de 3 en tiros de campo y 1 de 1 en libres). Junto al gran trabajo de Oberto, que anotó canastas en momentos bastante trascendentes, hay que destacar los 6 puntos en el último tiempo de Barry, el gran quehacer de Parker y los 5 puntos con los que Ginóbili cerró el partido.
Fue a 3:26 para el final. Ginóbili anotó 5 puntos para totalizar 30 y colocó a su equipo 97-78. Entonces Phil Jackson capituló definitivamente y retiró a sus titulares. Llegó en ese momento una nueva oportunidad para Ariza, que anotó 2 puntos.
Instantes después, cuando restaba 2:56 para el final, Gregg Popovich retiró a Ginóbili y la ovación de la grada fue de las que hacen época. El argentino, apoyado en el siempre magnífico Duncan, había hecho que su equipo recuperara su mejor cara.
San Antonio Spurs 103 Los Angeles Lakers 84 (1-2) SAN ANTONIO: Parker (20), Finley (8), Bowen (5), Duncan (22), Oberto (7) –cinco inicial-, Ginóbili (30), Barry (6), Horry, Udoka (3), Thomas (2), Vaughn y Bonner. |
L.A LAKERS:Fisher (2), Bryant (30), Radmanovic (9), Odom (7), Gasol (15) –cinco inicial-, Vujacic (4), Farmar (10), Walton (3), Turiaf (2) y Ariza (2). |
Parciales: 21-24, 28-15, 20-18 y 34-27. |