Atlanta es una fiesta. El equipo de la ciudad de la Coca-Cola, en el que milita el dominicano Al Horford, está dejando atónito al mundo del baloncesto. Anoche, liderados por un descomunal Joe Johnson, derrotaron a Boston Celtics por 97-92 en un gran partido, victoria con la que igualan a 2 la eliminatoria.
Ya lo advertimos en nuestras previas de la primera ronda. A priori éste era un enfrentamiento de 4-0 ó 4-1 para los Celtics, pero habría que estar atentos para ver si la juventud y falta de experiencia en estas lides de Atlanta derivaba en un dejarse llevar una vez logrado el objetivo de la temporada o si esa misma juventud, cargada de entusiasmo e inconsciencia, podría convertir a los Hawks en un rival de cuidado debido a su talento. Y parece que esto último es lo que está sucediendo.
Decimos que Atlanta es una fiesta porque ése es el sentir de la ciudad de Georgia, que está vibrando con su equipo como no se recuerda. Teóricamente el Philips Arena es un pabellón con capacidad para 18.729 espectadores. Pues bien, anoche hubo en las gradas 20.016. Un pabellón a reventar en el que no cabía un alfiler y en el que se dieron cita grandes personalidades. Allí estaba el boxeador Evander Holyfield, pero también se podía ver al expropietario de la franquicia, el conocido empresario Ted Turner... la lista era larga. Y es que apoyar a los Hawks se ha convertido en algo cool, nada que ver con los auténticos aficionados que han estado sufriendo con su equipo en los momentos más bajos de su historia.
Un partidazo lleno de emoción
El cuarto encuentro de la serie fue un partidazo que hizo vibrar a los espectadores hasta el bocinazo final.
La victoria de los Halcones asegura un sexto partido en el Philips Arena, en lo que ya ha de ser, por obligación, una serie a seis o siete encuentros. Quién se lo iba a decir hace unos días a los Garnett, Pierce o Ray Allen, a un equipo, los Celtics, con el mejor balance de la temporada -66 victorias y 16 derrotas- por los 37 triunfos y 45 partidos perdidos del conjunto de Georgia.
El partido pareció decidirse en el tercer cuarto. En esos 12 minutos los visitantes endosaron un parcial de 14-27 a los locales para irse al último tiempo con una ventaja de 10 (65-75). Fue el cuarto de Garnett -10 puntos-, pero también del joven Rondo -6 puntos y 5 asistencias-. Pero Atlanta no se rindió, ni mucho menos.
La locura de Johnson-Smith
El último cuarto fue una locura. Y esa locura se trasladó a las gradas en forma de catarsis colectiva. Hubo un momento en el que ver el partido constituía una suerte de hipnosis de la que era casi imposible escapar.
Esa locura llegó de la mano de dos hombres (Joe Johnson y Josh Smith) y de un equipo, los Hawks, que fue capaz de endosarle un parcial final de 32-17 al mejor conjunto de la liga. Esos 32 puntos llevaron la firma de esos dos hombres. Johnson hizo 20 puntos -12 en los últimos 5 minutos- y Smith los 12 restantes. Fue un diálogo entre ellos. Bueno, entre ellos y una grada entregada que no daba crédito a lo que estaba viendo.
Joe Johnson, que hasta anoche había estado muy gris, acabó el partido con 35 puntos y 6 asistencias, anotando 14 de sus 24 lanzamientos a canasta. Y Josh Smith, que venía en el tercer encuentro de hacer una exhibición a lo Dominique Wilkins, concluyó con 28 puntos, 6 rebotes y 7 tapones, cifra, ésta última, que constituye el récord de la franquicia, que estaba en poder de Tree Rollins, jugador de la época de Wilkins, y Dikembe Mutombo. Además, Smith tuvo una serenidad encomiable desde la línea de personal, desde donde anotó 12 de sus 13 tiros, un aplomo que a la postre resultó decisivo.
Junto a estos dos hombres, en el equipo local destacaron los 18 puntos de Bibby y el trabajo en los tableros de Horford y Childress, que atrapó 9 rebotes, uno de los cuales, a 55 segundos del final del encuentro tuvo una gran trascendencia. Mientras, el pívot dominicano terminó el partido con 4 puntos y 13 rebotes en 44 minutos.
Por parte de los Celtics, Ray Allen hizo 21 puntos, Garnett acabó con 20 puntos, 9 rebotes y 6 robos y Pierce con 18 tantos, 7 rebotes y 5 asistencias, destacando también Rondo con 14 puntos y 12 asistencias.
Un final de infarto
El desenlace del encuentro fue tremendo. Y el máximo protagonista del mismo fue Joe Johnson, que logró 12 puntos en los últimos 5 minutos. Suyas fueron dos canastas escalofriantes a 2:16 y 1:41 del final, dos canastones en los que se enfrentó al aro y a todo el equipo rival con una determinación casi sobrenatural. Sus dos genialidades enfervorecieron al personal. Y la grada estalló, si cabe, aún más.
Del otro lado emergieron Garnett, pero sobre todo un firme James Posey, que anotó 2 triples en los momentos más calientes. Sin embargo, tres errores lastraron la trayectoria final de los célticos.
El primero fue no saber cerrar bien el rebote ante un triple fallado por Johnson a 55 segundos del final, una jugada que se saldó con un espectacular rebote ofensivo de Childress. El segundo ocurrió cuando Paul Pierce, con 91-87 a favor de los Hawks, entró cómodamente a canasta y cuando iba a anotar una bandeja se le escurrió el balón de las manos -restaban 26,2 segundos-. Y el tercero sucedió cuando con 93-89 para Atlanta y atacando el equipo de Mike Woodson, Boston dejó pasar 4 segundos del ataque sin cometer personal, lo que no hubiera sido grave de no ser porque dejaron escapar vivo a Childress, al que inexplicablemente no le hicieron falta, y terminaron llevando a la línea de personal a Joe Johnson, que no erró ninguno de los 2 tiros.
A nivel estadístico, Atlanta supo superar su desastrosa gestión del balón (perdieron 18) y la avalancha de triples que le vino del trío formado por Pierce, Allen y Posey, que anotaron los 12 triples de su equipo (los Celtics lograron 12 triples de 23 intentos).
A cambio, supieron aprovechar el bajísimo rendimiento de su contrincante en los tiros de 2 puntos y en los lanzamientos de personal (los visitantes anotaron 10 tiros libres con un 55,6% de acierto y los locales 29 con un 87,9%).
De la placidez a la tensión
Todo esto ha hecho que una eliminatoria destinada a la placidez más absoluta ha girado de repente hacia una competitiva tensión, que es muy positiva, aunque en momentos puntuales haya alcanzado un tono más bien inadecuado.
Es el caso, por ejemplo, del gesto amenazante que le dedicó en el tercer partido Paul Pierce a Al Horford, una actitud que ha supuesto una multa de 25.000 dólares para el jugador céltico. Y es que Pierce dedicó al jugador hispano un conocido gesto de amenaza propio de una conocida banda callejera californiana, algo que ha sentado muy mal en los círculos de la NBA, que tan interesados están en alejar el lenguaje deportivo del lenguaje de las bandas callejeras.
Anoche volvió a reproducirse esa tensión, si cabe a una mayor escala, cuando en el segundo cuarto Kevin Garnett y Zaza Pachulia se enzarzaron en una disputa que a punto estuvo en derivar en una pelea multitudinaria entre los jugadores de ambos equipos. La jugada se saldó con 4 técnicas, dos para el conjunto local -Pachulia y Johnson- y otras tantas para el visitante -Garnett y Cassell-.
Y es que está claro que esta eliminatoria ya no es lo que era. Hay partido, hay tensión, hay equilibrio, hay serie.
Atlanta Hawks 97 Boston Celtics 92 (2-2) DALLAS: Bibby (18), Johnson (35), Smith (28), Williams (8), Horford (4) -cinco inicial- Childress (4), Pachulia, Law, Jones y West. |
NEW ORLEANS: Rondo (14), Allen (21), Pierce (18), Garnett (20), Perkins (6) -cinco inicial- Powe (3), Posey (10), Cassell, House y Davis. |
Parciales: 29-24, 22-24, 14-27 y 32-17. |