Todos apostaban por un 4-0 para Utah tras las dos victorias de los mormones en Houston, pero en el tercer partido se obró el milagro y los Rockets, con un gran Luis Scola, vencieron en la cancha más inexpugnable de la NBA.
La serie volverá, por lo tanto, a Texas en el quinto partido. Los de Adelman protagonizaron anoche una monumental sorpresa, ya que ganaron a un equipo cuyo balance en su pabellón en la temporada regular había sido de 37 triunfos y 4 derrotas, el mejor de toda la liga. Sin embargo, los Rockets necesitan otra victoria más en el EnergySolutions Arena para recuperar el factor cancha perdido tras su desastroso arranque de eliminatoria. Antes se antojaba imposible, ahora más que difícil.
Houston mejoró notablemente sus prestaciones por varios motivos. Uno de ellos, sin duda, fue la recuperación de su base titular, Rafer Alston, que había causado baja por lesión en los dos primeros envites; otro fue la resurrección del joven Landry, un jugador interior que necesitaba como agua de mayo el equipo de Rick Adelman y cuyo rendimiento había bajado muchos enteros en la parte final de la temporada.
Landry apareció cuando menos se le esperaba. Hizo un partido más que decente partiendo del banquillo (7 puntos y 11 rebotes), pero su contribución máxima e impagable tuvo lugar a 3 segundos del final cuando su equipo ganaba por 92-93 y defendía para no perder la delantera en el marcador. En esa jugada clave, la estrella local, el base Deron Williams, penetró por el lado izquierdo de la canasta y Landry, mucho más alto y más lento a pesar de su notable movilidad, se desplazó de forma ágil y certera para colocar un soberano tapón a su rival. Pero no sólo eso. El ala-pívot de los Rockets aún tuvo la garra y el temple necesarios para atrapar el balón bloqueado saltando sobre la línea de fondo para no pisarla y enviárselo a un compañero, Scola, al que le hicieron una personal cuando el tiempo se extinguía.
En cuanto a Alston, su presencia mejoró notablemente el ataque del equipo texano. Fue uno de los mejores de su equipo con 20 puntos y 5 asistencias, junto a Tracy McGrady (27 puntos, 5 rebotes y 7 asistencias) y el argentino Luis Scola (16 tantos, 10 rechaces junto a los aros y 4 asistencias en 39 minutos). Fueron estos dos últimos jugadores los que decidieron en el último cuarto, si exceptuamos la jugada ya citada de Landry.
El juego de McGrady
Como suele ser habitual cuando T-Mac juega una serie de playoff, su juego fue analizado anoche con lupa. Tras su hundimiento en los últimos cuartos de los dos primeros partidos se esperaba con interés cuál sería su rendimiento en los últimos minutos del tercero. Y el escrutinio deparó un resultado incontestable: su rendimiento fue sensiblemente superior al de los dos primeros choque, algo que no era muy difícil, cierto es.
McGrady anotó 7 puntos en el último cuarto, que no es gran cosa, pero lo importante fue el modo de producirlos. Hizo todos esos puntos en menos de 2 minutos. Durante 1 minuto y 47 segundos (desde que restaban 3:29 hasta 1:42 para el final) T-Mac entró en trance y engarzó una racha de 7 puntos que fue capital, ya que con ella su equipo se despegó ligeramente en el marcador hasta un más que esperanzador 86-93. Si bien es cierto que en el último minuto su desacierto permitió que el conjunto de Jerry Sloan llegara con vida al final. Y es que en esos 60 segundos finales McGrady falló dos lanzamientos y cometió una falta personal, es decir, desaprovechó 3 ataques.
Tras 3 encuentros disputados en esta primera ronda los números de la estrella de Houston siguen ofreciendo dudas por lo que respecta a las fases decisivas de los encuentros. En los tres cuartos postreros McGrady ha anotado un total de 8 puntos (no llega ni a 3 de media) con un horrible porcentaje de 2 canastas de 15 lanzamientos. Buen abono para sus críticos.
El argentino Scola, decisivo
El otro jugador decisivo, junto a Landry y McGrady, fue Scola. El jugador argentino anotó 8 de sus 16 puntos en el último cuarto, demostrando que, tras la baja de Yao Ming, es una pieza capital en el equipo de Adelman. Fue, además, el jugador que cerró el partido con un tiro libre, si bien ya no quedaba tiempo prácticamente para que los Jazz pudieran remontar el choque.
Sin embargo, los pupilos de Jerry Sloan estuvieron con antelación a punto de proporcionar un monumental susto a los visitantes. Y es que cuando la fantástica racha de McGrady puso el electrónico en 86-93 a falta de 1:42 los plomos del ataque texano se fundieron y las luminarias locales brillaron con especial intensidad.
Dos triples en el último minuto de los Jazz, anotados por Kover y Okur, estuvieron a punto de dar la vuelta al marcador y arruinar la hazaña de los Rockets. Pero el mencionado tapón de Landry evitó que así fuera.
Defensa y tiros libres
Hubo varias claves colectivas en el desenlace del choque. Una de ellas fue la espectacular defensa de los Rockets en el último cuarto y otra el pobre acierto de los Jazz desde la línea de personal durante el partido. La primera de estas circunstancias hay que colocarla en el haber de Adelman y sus jugadores, ya que su entramado defensivo anuló por completo el ataque de Utah en el último cuarto hasta dejar al equipo local en sólo 16 puntos. La segunda hay que adjudicarla al debe del equipo de Salt Lake City, ya que no es de recibo anotar un 60,6% de tiros libres en un partido de playoff (20 de 33). Especialmente mal en este apartado estuvieron dos jugadores muy importantes de los Jazz: Okur (4 de 7) y, sobre todo, Boozer (3 de 8).
Houston derrotó a Utah siendo fiel a su estilo. Defendiendo con coordinación y agresividad, anotando en posiciones interiores, ya que sus jugadores exteriores tienen una gran capacidad de penetración, y jugando en ataque con una precisión notable producto de un gran control de las posesiones y el tiempo (sólo perdieron 9 balones).
Por parte de los Rockets, junto a los ya mencionados McGrady, Scola, Alston y Landry, hay que destacar la buena labor en los tableros de Mutombo y Hayes y el buen trabajo defensivo de Battier.
En Utah, el mejor fue Deron Williams. El tremendo base de los Jazz hizo las delicias de los espectadores anotando 28 puntos y repartiendo 12 asistencias. Le acompañaron con solvencia Boozer (15 puntos y 13 rebotes) y Harpring, 10 tantos desde el banco.
En el lado negativo, el mal partido en ataque de Okur, que aunque hizo 12 puntos y 11 rebotes falló en demasía (3 de 13) y la lamentable actuación de Kirilenko, cuya mente debía estar en otra parte, y es una lástima. El rendimiento del ruso con Sloan en el banquillo es particularmente pobre, teniendo en cuenta la gran calidad que atesora en ataque y en defensa. Por el bien de Kirilenko, su camino debería de apartarse del itinerario del gran Sloan.
Utah Jazz 92 Houston Rockets 94 (2-1) UTAH: Williams (28), Brewer (12), Kirilenko (5), Boozer (15), Okur (12) –cinco inicial- Korver (5), Harpring (10), Millsap (1) y Price (4). |
HOUSTON: Alston (20), McGrady (27), Battier (12), Scola (16), Mutombo (2) –cinco inicial- Landry (7), Jackson (8), Hayes (2) y Brooks. |
Parciales: 23-27, 21-17, 32-26 y 16-24. |