Hay historias que no por repetidas dejan de causar cierta tristeza a quien las escucha. El ex jugador de la NBA Vin Baker protagoniza en Venezuela su último intento, quíén sabe si el penúltimo, de reintegrarse al mundo del baloncesto, un intento que no parece que vaya a llegar a buen puerto.
Baker, quien fuera una estrella de la liga estadounidense, firmó hace algo más de una semana por un equipo puntero venezolano que está en plena vorágine competitiva, ya que disputa los playoffs por el título.
El Marinos de Anzoátegui, que es el equipo en cuestión, tiene una plantilla extraordinaria. El equipo entrenado por un técnico de prestigio, el puertorriqueño Flor Meléndez, cuenta en sus filas con el ex NBA Óscar Torres y con el eterno aspirante a la NBA Héctor 'Pepito' Romero, entre otros muchos jugadores de calidad.
Hasta allí ha llegado Vin Baker en una difícil aventura. Nada que ver con el sonado fracaso que protagonizó el pasado mes de diciembre cuando el ex All Star -lo fue 4 veces- no pudo abrirse hueco en el plantel del peor equipo de la liga china de baloncesto, el Liaoning Hunter, en lo que parecía una aventura sin complicaciones para un jugador de su calidad.
Fuera de forma
Baker, jugador de 2,11 de altura y 37 años de edad, no juega desde hace 3 años, cuando disputó su último encuentro en la NBA con la elástica de los Clippers. Una prolongada ausencia que para un jugador marcado por su adicción al alcohol parece casi insalvable.
El de Florida apareció en Venezuela en muy mal estado. “Llegó fuera de forma y por ello no lo probamos”, dijo Flor Meléndez el 17 de junio explicando las razones que hacían que la otrora estrella mundial del baloncesto permaneciera en la reserva.
Unos días después, el pasado sábado, los técnicos del Marinos de Anzoátegui insistían en la situación. En manifestaciones recogidas por el diario El Universal, aseguraban que el jugador había estado trabajando duro, pero que todavía estaba fuera de forma. Y ya se habla de buscar otro pívot para la reserva porque Baker no ofrece demasiadas garantías.
Ruina deportiva y económica
La trayectoria del jugador que hizo historia en la Universidad de Horford y que fue elegido en 1993 en el número 8 del draft por Milwaukee Bucks ha caído en picado hasta prácticamente tocar fondo. La suya ha sido una historia hiperbólica, en lo negativo.
Sus problemas con el alcohol le alejaron de la liga en el final de su carrera, pero ya le habían perjudicado notablemente en su juego en los últimos años en la NBA. Y es que no hay que olvidar que estamos hablando de un jugador que fue 4 veces All-Star, que fue elegido en el segundo equipo ideal de la liga, que llegó a promediar 4 años seguidos más de 20 puntos por partido (en la campaña 96-97 hizo 23,3 puntos y 10,3 rebotes de media) y que alcanzó la medalla de oro con Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Sidney. Un palmarés ciertamente impresionante.
Pues bien, tras todo aquello, la ruina. Y es que a pesar de ganar muchísimo dinero su mala cabeza le llevó al extremo de perder su casa, que fue embargada debido a sus numerosas y cuantiosas deudas, que unidas a sus problemas con la justicia y al abandono de su cuerpo le arrastraron a una situación ciertamente delicada.
Ahora quería volver al baloncesto por estricta necesidad económica. Pero visto lo visto, salvo milagro, todo apunta a un nuevo fracaso del gran Vin Baker.